¿Cuál es la primera experiencia que recuerdas
con la música?
Recuerdo
los discos de música clásica que había en casa de mis padres y de
mis abuelos, algunos los oía cientos de veces, como “Una noche en
el monte pelado” (me moría de miedo...), “En un mercado persa”
o el “Vals de la bella durmiente”. También me gustaban mucho los
conciertos de Brandemburgo y las polonesas de Chopin.
Más
adelante, en el colegio, aprendí a tocar la flauta, y me di cuenta
de que tenía facilidad para convertir cualquier melodía en notas
musicales. La profesora, la hermana Enriqueta, les dijo a mis padres
que me llevaran al conservatorio, y ahí empezó todo.
¿Qué personalidad musical crees que te influyó
más en tu carrera?
En
el conservatorio de Castellón, me influyó muchísimo el profesor
Diego Ramia, por su manera tan intensa de vivir y transmitir la
música, así como D. Juan Ramón Herrero que me inició en el canto
coral. En Valencia, tuve la suerte de aprender con Jose Ramon Gil
Tárrega, para mí un gran maestro y un músico extraordinario.