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10 consejos para calentar la voz cuando no tienes voz, por Susan Yarnall-Monks

Por Susan Yarnall-MonksPresidenta de la European Voice Teachers Association, EVTA

Si te duele la garganta y sientes que realmente no puedes cantar, prueba lo siguiente para mantener tu cuerpo y tu voz equilibrados:

1. Bostezar: esto es bueno para estirar la parte posterior de la garganta, estimula la respiración, estira las orejas y posiblemente estimula las energías positivas. Como cantante necesitas estar al tanto de todo el espacio de tu faringe.

2. Mejillas hinchadas: esto ayuda a equilibrar la presión del aire por encima y por debajo de los pliegues vocales. Cuando sueltes, conecta con la respiración de los abdominales inferiores.

3. Inspirar - hum al espirar. No se tienen que hacer los zumbidos en las notas agudas, pero el ejercicio ayuda a conectar la respiración y la resonancia.

4. Jadear: de manera continúa fomenta la libertad en los músculos respiratorios y ayuda al flujo de energía.

5. Sentado doblando hacia adelante con la cabeza y los brazos caídos, respirar para sentir que los pulmones se expanden en la parte baja de la espalda.

6. Auto-masaje en círculos de los hombros, en el sentido de las agujas del reloj y en el sentido contrario a las agujas del reloj.

7. Rotaciones enérgicas de los hombros que movilizan la parte superior de la espalda.

8. Una "O" estrecha: tirar de los labios hacia adelante en posición de beso para un 'ooo', esto ayuda a liberar la tensión de la mandíbula y luego bloquear el ooo con la lengua, se puede cantar a través de esto, así para más sensaciones de resonancia.

9. Masajea la mandíbula inferior desde las orejas hacia el centro y luego masajea los huesos de la mejilla superior. Se puede sentir  algo de mucosidad bloqueada moviéndose por la parte posterior de la nariz y la garganta.

10. Estirarse como si fueras una vela: estirar todo el cuerpo contra las fuerzas de gravedad suavemente pero extendiendo las vértebras y la parte posterior del cuello manteniendo el cuerpo equilibrado y activado. 

© Susan Yarnall-Monks