Por: Redacción
Hoy continuamos hablando sobre el poder de la música en el cerebro
Si quieres hacer algo bueno para el cerebro, te recomendamos encender el reproductor de música y cantar algunas canciones. Mejor aún, cantar y bailar al mismo tiempo.
Parece un ejercicio simple, pero en realidad es todo un entrenamiento para el cerebro. Esto sucede porque la música estimula muchas áreas cerebrales, como las que son responsables de la memoria, el movimiento y el estado de ánimo, según se plasmó en un nuevo informe del Global Council on Brain Health (GCBH).
Nada es capaz de activar el cerebro como lo hace la música, señaló Jonathan Burdette, profesor de neuro radiología en la Facultad de Medicina de Wake Forest University y colaborador del informe del GCBH.
Toda esa activación cerebral produce importantes beneficios para la salud. Los investigadores han revelado que la música puede mejorar el sueño y la memoria, además de aliviar el estrés y estimular aptitudes de pensamiento, todo lo cual nos ayuda a conservar la salud del cerebro con el paso de los años.
La música ayuda a mantener tu salud cerebral
La música ha hecho que todo lo que se sabe relacionado con el mejoramiento del cerebro sea más fácil de comprender.
La música eleva el estado de ánimo e inspira movimiento. Cuando la música llega a los oídos, las ondas sonoras se convierten en impulsos nerviosos que viajan a varias áreas del cerebro, incluso las que liberan dopamina, un neurotransmisor que interviene en la regulación del placer.
En otras palabras, escuchar música “hace sentir mejor” y cuando se trata de los beneficios que brinda para levantar el ánimo, ningún tipo de música es mejor que otro. Todo depende de las preferencias personales, ya sea Mozart o música pop actual.
En un estudio realizado en 2020 por la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP), se detectó que un porcentaje más alto de personas que escuchan música, califican aspectos de su calidad de vida y felicidad como excelentes o muy buenos, a la vez que reportan niveles más bajos de ansiedad y depresión.
Es más, la música promueve las interacciones sociales, otro beneficio para el cerebro. Cuando los adultos cantan o interpretan juntos, sienten menos soledad y tienen una mejor calidad de vida en comparación con adultos que no crean música con los demás.
Tanto los vínculos sociales como la mejora del bienestar mental se relacionan con un menor riesgo de deterioro cognitivo y una mejor salud cerebral.
Además de levantar el estado de ánimo, la música promueve el movimiento, que es otro componente clave de la salud cerebral.
Investigaciones recientes revelan que una de las mejores maneras de proteger la salud cerebral a medida que pasan los años es adoptar un estilo de vida con hábitos más saludables que incluyen la actividad física frecuente. Y la música puede ser una manera placentera de lograr hacer ejercicio. La música puede hacer que parezca más fácil ejercitarte y ayudar a acelerar la recuperación después de un ejercicio intenso.
La música también tiene poderes terapéuticos
Los expertos están aprovechando el poder de la música para ayudar a los adultos a recuperarse de enfermedades y lesiones cerebrales y aliviar los síntomas que causan.
Uno de los ejemplos se puede observar en la rehabilitación tras un derrame cerebral. Muchos adultos que sufren un derrame cerebral pierden la facultad del habla.
Sin embargo, con frecuencia todavía pueden cantar, y los musicoterapeutas pueden ayudar a los sobrevivientes de un derrame cerebral a recuperar el habla por medio del canto. De modo similar, muchos adultos que padecen la enfermedad de Parkinson batallan para caminar, pero la música y el baile pueden fortalecer el movimiento y mejorar la marcha.
El aspecto singular de la música y el baile es que su estructura rítmica proporciona un compás o un pulso externo que puede ayudar al cerebro a restablecer el movimiento que se ha deteriorado.
Con los adultos mayores que padecen demencia, los cuidadores y los terapeutas usan música para evocar recuerdos. Por ejemplo, una canción de la infancia puede ayudar a un paciente a recordar personas y lugares de ese momento de su vida.
La música también se puede utilizar para tratar la agitación que produce la demencia, que puede manifestarse en agresividad, deambulación, desasosiego y otras conductas inadecuadas.
La música puede mejorar la salud cerebral ahora
La mejor noticia es que se necesita muy poco tiempo, dinero y esfuerzo para percibir los beneficios que la música le proporciona al cerebro. Entre otras cosas, se recomienda cantar y bailar más, escuchar canciones nuevas y conocidas y hacer música con los demás.
Por supuesto, tocar un instrumento también es bueno para el cerebro, porque requiere el uso de muchas aptitudes cognitivas, como la atención y la memoria y aunque no todos van a ser capaces de aprender a tocar a edad avanzada, no hay razón por la que sentirse mal, pues se trata de hacerle un lugarcito a la música en tu vida de una forma más general. Incluso el solo hecho de escuchar música tiene sus beneficios.
El futuro de la música, la mente y la memoria
Los estudios que exploran el efecto de la música en la salud y el bienestar han avanzado mucho en años recientes. Sin embargo, los expertos señalan que es necesario trabajar más para comprender por completo los posibles beneficios preventivos y terapéuticos de la música para la salud cerebral.
Es necesario llevar a cabo más estudios para determinar si la música puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, por ejemplo, y si la música puede afectar las aptitudes de razonamiento. Sería ideal que se llevaran a cabo investigaciones sobre el modo en que la música puede ofrecer un alivio más directo para quienes padecen demencia y sus cuidadores.
Ondas alfa: qué son y su relación con la música y la memoria
Aquellos que tocan un instrumento musical tienen un efecto claro en su actividad cerebral con la música que interpretan, lo que no está muy claro es cómo el simple hecho de escuchar música puede potenciar aptitudes como el aprendizaje y la memoria.
Lo que si está claro es que las ondas alfa del cerebro son las que se pueden potenciar con la música, con el propósito de mejorar la concentración y la memoria. Es más, en algunas plataformas musicales digitales es posible encontrar listas de reproducción con música seleccionada especialmente para mejorar la atención mientras se estudia.
¿Qué son las ondas cerebrales y para qué sirven?
Las ondas cerebrales en sí no tienen ninguna función porque son solo un reflejo de la actividad cerebral, explicó el doctor Santiago Canals, director científico del laboratorio Plasticidad de las Redes Cerebrales, del Instituto de Neurociencias de Alicante (UMH-CSIC), quien afirmó también que las ondas son un epifenómeno, no tienen ningún valor como tales. Un epifenómeno es “un evento secundario asociado a otro primario, pero que no es relevante en términos de mecanismos y causas”.
Cuando las neuronas están activas se generan corrientes eléctricas en sus membranas. “Estas corrientes producen un voltaje en el medio -el tejido cerebral-, que es lo que registramos con electrodos cuando hacemos un electroencefalograma (EEG)”, señala el neurocientífico. En otras palabras, constituyen “una manera indirecta de leer la actividad coordinada de grandes grupos de neuronas”.
Existen cinco tipos de ondas cerebrales, que corresponden a diferentes frecuencias medidas en hercios (hz): alfa, beta, gamma, delta y theta.
Ondas delta: 1–4 Hz.
Ondas theta: 5- 7 Hz.
Ondas alfa: 8 -12 Hz.
Ondas beta: 13–32 Hz.
Ondas gamma: > 32 Hz.
Las ondas alfa fueron las que primero se descubrieron y se han asociado, entre otros temas, con estados de relajación, la práctica de yoga, la actividad cerebral que se produce justo antes de quedarse dormido, el aprendizaje, la memoria y la creatividad.
Puesto que estas ondas constituyen un epifenómeno o el reflejo de una acción, carece de sentido estimularlas o potenciarlas. Pero hay que tener en cuenta que puede haber más de una acción que lleve a la generación de ondas alfa.
“Se puede decir que hay actividades neuronales con esa frecuencia (la de las ondas alfa) que se correlacionan o se asocian con ciertas capacidades cognitivas”, afirmó Canals. “No tengo ninguna duda de que puede haber algún tipo de música que favorezca las ondas alfa; de hecho, el canto gregoriano se ha usado durante años para meditar y en la India también usan este tipo de música para la meditación”.
En definitiva, la conexión entre música y estados cognitivos parece clara y es posible que produzca cambios en las oscilaciones en el cerebro. “Pero lo relevante no es la oscilación, sino poner al cerebro a trabajar en un régimen que hayamos visto que favorece algo: la atención, la memoria, la relajación, el sueño”.
Ahora bien, la interpretación de estas señales no es tan sencilla, ya que pueden ser un reflejo de diferentes actividades. Según expone el neurocientífico, “puede ser que haya dos tipos distintos de manipulaciones o acciones que aumenten la onda, pero que una de ellas aumente la capacidad cognitiva y la otra no”.
El poder transformador de la música
La influencia de la música en la actividad cerebral es tal que puede llegar, incluso, a cambiar el cerebro de forma profunda. Esto se puede apreciar en quienes empezaron a tocar un instrumento en la infancia y han consagrado su vida a la interpretación y creación musical.
La música es un lenguaje distinto del hablado y el cerebro lo procesa de un modo distinto en áreas diferentes. Está demostrado que estudiar música desde temprana edad favorece el aprendizaje en general de los niños, por ejemplo.
Sin embargo, señala que la influencia de escuchar música sobre las actividades cognitivas no es tan intensa y en ocasiones se ha sobredimensionado. Por ejemplo, el famoso efecto Mozart, entendido como la potenciación de ciertas funciones cerebrales al escuchar la música del compositor, “no es duradero y sus efectos beneficiosos no perduran más allá de unos minutos”.
¿Estudiar con o sin música?
La utilidad de la música para concentrarse mejor y optimizar los periodos de estudio es otro asunto controvertido. Hay personas que aseguran que les ayuda a prestar más atención a las tareas que tienen que realizar y otras que precisan un silencio absoluto para estudiar o trabajar.
La música puede fomentar la relajación en quienes acuden a la consulta de un dentista, pero es muy probable que constituya un elemento de distracción para alguien que está intentando sacarse una oposición a un juez.
Por lo tanto, aunque es cierto que las músicas instrumentales son a priori las más apropiadas para estudiar, no se puede establecer una recomendación general.