Cuando llega el verano se barajan opciones de cursos en los que ampliar la formación, especializarse en alguna materia, conocer a otros profesionales, recibir consejos etc... Considero importante tanto para el alumno como para su profesor habitual que el alumno se exponga a la opinión de otros docentes y que se relacione con otros cantantes para tener un contacto con la realidad.
Tras mi experiencia en los cursos de verano me he dado cuenta de que el tipo de curso configura el ambiente que se genera, el tipo de trabajo que se desarrolla y el tipo de cursillista que participa.
Existen diferentes formatos de curso:
Los cursos en los que se trabaja de manera continuada con un profesor y se ofrece una muestra del trabajo en un concierto final dan la oportunidad de trabajar pro fundamente varias obras y permiten obtener una opinión realista del lugar donde se está y los pasos que se deben dar en el futuro. Se suele generar un buen ambiente en torno al trabajo y unos vínculos entre los cursillistas positivos. Pueden verse alumnos de diversos niveles.
Las masterclass con profesionales de reconocido prestigio en las que se tiene una o dos oportunidades de ser escuchado. Deben enfocarse a preguntar cosas concretas y obtener una opinión a cerca de las líneas de trabajo a seguir, el repertorio, el tipo de voz, etc. No suele haber tiempo para profundizar en detalles. Suele haber un buen ambiente porque previamente se hace una selección y los participantes son conscientes de la oportunidad que se les presenta.
Los cursos que finalizan en un concurso en el cual uno o varios cursillistas obtienen una bolsa de estudios, un concierto, etc. atraen a alumnos que van a lucir lo que ya saben, a conocer a las personas que les pueden abrir las puertas al mundo profesional o a relacionarse. Mi experiencia es que se genera un ambiente poco propicio para el aprendizaje y muy propicio para la competición. Generalmente atraen a cantantes con una formación avanzada.
Los cursos en los que se trabaja la escena, requieren que los cursillistas lleven aprendido un repertorio pactado previamente para poder trabajar la interpretación. El trabajo en equipo requerido fomenta los vínculos entre los cursillistas y la cooperación. El objetivo principal es trabajar la interpretación y el movimiento escénico por lo que se generan situaciones divertidas que generan complicidad.
Mi opinión es que el cantante debe preguntarse cual es el objetivo de su participación y tras tenerlo claro no buscar únicamente al docente sino también el tipo de curso que imparte.