Agradecemos a nuestro nuevo autor invitado, Guillermo Názara Reverter, esta magnífica crónica del musical Miss Saigon, basado en la ópera pucciniana Madame Butterfly, con ocasión de su reestreno en el West End londinense. En dos entregas, la continuación se puede leer pulsando el sigiente enlace. Os invito a visitar su twitter y su canal de youtube, que son muy interesantes:
Aquel día, más temido que esperado, terminó por llegar. Su hijo, al que había criado desde que
nació, iba a volar a los EEUU, donde su padre, ciudadano norteamericano, lo esperaba. Jamás lo
volvería a ver, pero ese era el precio que debía pagar para garantizarle una vida mejor; una vida
de la que ella no formaría parte nunca más... Dominados por una extenuante sensación de
tristeza y rabia, los dos rompieron a llorar. El pequeño no lograba entender por qué su madre lo
abandonaba, por qué lo enviaba tan lejos de ella. Consciente de que necesitaría años para
comprenderlo, ella se limitó a despedirlo y darle sus últimos besos y abrazos; en cuanto el niño
subiera al helicóptero, ella ya no podría volver a hacerlo. Con los ojos enrojecidos e inundados
de lágrimas, madre e hijo se dijeron adiós para siempre. Así se cerraba un intenso capítulo de
más una década de duración; un episodio que culminaba con el fin de la estancia del niño en
Saigón; y, en definitiva, un recuerdo cada vez más lejano por el que su madre rezaba para que
nunca se disipase de la memoria del pequeño...
Alain Boublil no pudo evitar librase del tremendo impacto que aquella fotografía, tomada tras la
Guerra del Vietnam, estaba a punto de propinarle. Aquella mujer anónima había perdido lo que
más amaba, y había permitido que aquella desgracia sucediera por una sola razón: asegurar el
bienestar de su hijo. Para él, se trataba del mayor sacrificio que una madre podría hacer; un
sacrificio que, sin lugar a dudas, debía hacer llegar al resto del mundo. Acababa de gestarse la
idea para su próxima obra...
Después del indiscutible éxito que Alain y Claude-Michel Schönberg habían cosechado con Los
Miserables, ya nadie se atrevía a poner en duda sus ideas para nuevos musicales. Cuando estos
le comentaron a Cameron Mackintosh, su productor, la intención de escribir un romance
ambientado en la caída de Saigón, este se vio incapaz de emitir un solo <<pero>>. La historia le
había conmovido: una joven vietnamita había perdido a su familia a causa de la guerra y se veía
forzada a prostituirse para poder sobrevivir; durante su primera noche en el burdel, conocía a un
soldado americano, llamado Chris, de quien, tras su primera noche juntos, se enamoraba.
En cuestión de días, los dos se volvían locos el uno por el otro. Aquella joven, llamada Kim, ya
no era un simple pasatiempo con el que olvidar durante unas horas los horrores de cada batalla;
se había convertido en algo mucho más valioso; un preciado tesoro que, desde luego, no dejaría
atrás cuando tuviera que regresar a su país. Sin embargo, una vez más, la guerra daría un paso al
frente para interponerse entre la pareja. El ejército de Ho Chi Min avanzaba con asombrosa rapidez y los americanos se daban cuenta de que no tenían ninguna posibilidad de vencerlo;
debían abandonar Vietnam lo antes posible.
Con tan solo unos pocos minutos disponibles antes de la huida, Chris buscaba desesperado a su
mujer, a la que no lograba encontrar por mucho que gritara su nombre una y otra vez. Envuelto
en estruendos, chillidos de auxilio y un cielo teñido de rojo, un enorme helicóptero se elevaba
sobre el desolado territorio vietnamita. En su interior, junto a otros militares, viajaba Chris, que
miraba ansioso por la ventanilla, con el rostro empapado de lágrimas, en un último intento por
dar con el paradero de su esposa. No la volvería a ver hasta dentro de dos años, y solamente lo
haría durante un breve instante...
Madama Butterfly acababa de renacer por medio de la pluma de Boublil y Schönberg, que en
unos pocos meses habían plasmado sobre el papel todo el primer acto. No se necesitó mucho
esfuerzo para hacerse con el resto del equipo creativo. Tras un par de llamadas, el show ya
contaba con un director de renombre, Nicholas Hytner, además de un coreógrafo, diseñador de
producción y director musical. Pero había un pequeño problema que sin duda no iba a resultar
fácil de resolver: ¿cómo iban a encontrar a una chica de diecisiete años apta para actuar, bailar y
entonar una partitura de bel canto de más de dos horas ocho veces por semana?
Comenzaba así una colosal expedición por varios continentes para hallar aquel extraño talento
capaz de dar vida a su tenaz heroína. La primera parada fue bajo los deslumbrantes carteles de
neón que anidaban en las fachadas de los titánicos rascacielos de Times Square. En una amplia
sala de ensayos con vistas al Imperial Theatre, hogar de los populares marginados de Víctor
Hugo desde hacía ya un par de años, se iniciaron los castings para descubrir bajo qué nombre se
escondía la tímida pero valerosa Miss Saigón. Sin embargo, salvo a algunos miembros del
ensamble, los creadores no lograron encontrar a nadie lo suficiente válido para lo que el show
exigía. Estaba claro que dar con la protagonista iba a ser una tarea ardua y extremadamente
larga; todavía quedaba mucho mundo por explorar...
Fuentes Miss Saigón:
- Documental “The Heat Is On In Saigon”
- Miss Saigon Selected Sheet Music
- Miss Saigon Original Cast Recording
- Interview with Alain Boublil & Claude Michelle Schoenberg on the Today Show
- Interview with Lea Salonga on the Today Show