Es de sobra sabido por todos que uno de los pilares económicos de España era la construcción, pero es el momento de darse cuenta de que eso se ha acabado y no va a volver. Suponían el 8% del PIB (Producto Interior Bruto, es decir, la riqueza del país) y de repente nos encontramos con que somos un 8% más pobres y nos tenemos que ajustar el cinturón para seguir hacia delante.
Creo que es importante reflexionar a cerca de aquello que realmente es importante en un país y qué tipo de actividades pueden ser generadoras de riqueza a medio y largo plazo. España es un país inmensamente rico en patrimonio cultural: arquitectura y monumentos, música, arte, cine, literatura, gastronomía, etc. y creo que todo lo que sea fomentarla y asociarla a otro tipo de actividades económicas como pueden ser el turismo, la hostelería, el transporte, la publicidad, las comunicaciones, etc. puede suponer un gran valor añadido.
Creo que nos equivocamos si decimos que en época de crisis se ha de prescindir de la cultura. La cultura no es un lujo, es una necesidad de expresión de los pueblos. Las actividades educativas no sólo forman a los ciudadanos y les proporcionan ocio, además, pueden ser un importante atractivo para una localidad si consigue realizar un evento, un festival de música, un ciclo de cine, etc. para impulsar su progreso y para ofrecer más oportunidades a sus habitantes.
Es responsabilidad de todos crear esos ocho puntos de riqueza que se fueron y no volverán y explotar las posibilidades de la cultura en todos sus ámbitos puede ser una buena opción.