Nuestro sistema límbico, o cerebro emocional es el que se encarga de maquillar nuestra voz de emociones no sólo cuando hablamos sino también cuando se canta.
En una clase de canto o voz, el docente debe ser muy consciente del clima emocional que crea ya que en la habilidad para establecer un espacio de seguridad, confianza, empatía y amabilidad está gran parte de la clave del éxito para que el aprendizaje sea realmente efectivo.
Y el máximo responsable para crearlo es el profesor de canto que debe poseer una gran inteligencia emocional y empatía, así como un conocimiento de la materia que está enseñando.
Es cierto que quizás muchos de los docentes no fueron educados bajo este paradigma pero no es menos cierto que en nuestra mano está no repetir aquello que sabemos que no funciona.
La pedagogía del canto moderna está bastante alejada del modelo en el que el profesor o profesor-cantante es la autoridad a la que se le debe rendir pleitesía porque ha tenido grandes logros profesionales o porque tiene mucha experiencia...
El docente del siglo XXI debe ser un facilitador del aprendizaje y para ello debe poner en el centro de la clase las necesidades del alumno y no sus posibles necesidades de reconocimiento de su estatus o su valía.
Si al acabar el alumno percibe que siente que no sabe hacer nada bien, que no ha resuelto las dificultades, que se siente cansado vocalmente, etc... ya os digo que algo no está funcionado.
Generalmente el alumno sabe que el profesor de canto lo está haciendo bien porque al acabar la clase se siente vocal y personalmente mejor que al comenzar, siente que ha adquirido nuevas ideas, sensaciones, competencias, va mejorando de clase en clase y se siente motivado para practicar aquello que ha descubierto en la clase.
Si el profesor de canto no es capaz de entender:
- Cómo aprende el alumno en función de su edad, de sus conocimientos previos y de su madurez física e intelectual.
- Qué aspectos musicales y vocales son prioritarios en cada momento.
- Que la clase de canto es un lugar donde experimentar y probar y por tanto no todo aquello que se haga saldrá bien a la primera y quizás tampoco a la segunda...
- Que quizás debe cambiar los enfoques, los ejercicios, las dinámicas y ser creativo para que el alumno aprenda.
- Qué tipo de repertorio o canciones son las más adecuadas en cada momento y cómo debe aprenderlas el alumno...
Si no es capaz de entender todo esto, difícilmente sabrá establecer un buen clima emocional.
Sin este espacio de crecimiento, confianza y seguridad es muy complicado que el alumno progrese y se desarrolle técnica y artísticamente.
Todos hemos podido escuchar a cantantes técnicamente perfectos que no nos han hecho sentir nada y a cantantes menos perfectos que nos han emocionado hasta las lágrimas.
Esto es porque los segundos
son capaces de equilibrar
razón y técnica
con emoción y expresión.
El resultado de un exceso de perfeccionismo, exigencia y competitividad puede llevar al estudiante de canto a desconectar su propio mundo emocional a la hora de cantar.
Esto es algo letal para el desarrollo de un artista.
Por esta razón el aprendizaje de la técnica debe ir paralelo al trabajo de la expresión, de la exploración emocional y de la capacidad comunicativa.
Es un error esperar a que esté "perfecto" para interpretar.... de hecho es una pérdida de tiempo porque se pueden hacer las dos cosas y el aprendizaje se torna más placentero y completo.
Por otro lado, observo que muchos docentes están demasiado centrados en la cantidad de repertorio y esto sucede cuando los programas, es decir, el repertorio se convierte en una prioridad por encima de la capacidad técnica e interpretativa del alumno e incluso su madurez física y emocional.
A veces, es mejor poco y bien hecho, consistente, consciente, interiorizado, automatizado que no gran cantidad de obras que ninguna se hace mínimamente bien.
Siempre digo que centrarse en los procesos es mucho más enriquecedor que centrarse en los resultados, en el sentido de que si se cuidan los procesos, los resultados son una consecuencia de estos.
Pretender subir escalones de cuatro en cuatro, lo único que hará será crear espacios no recorridos y por lo tanto un aprendizaje parcial.
No hay que temer ir paso a paso...
El cerebro humano es feliz cuando acaba las cosas bien, en la medida en que el alumno de canto sienta que lo hace bien la motivación intrínseca subirá como la espuma.... y si esto así, el alumno estudiará cada vez más y mejor.
¡¡¡CANTAD FELICES!!!
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