Hay quien está sufriendo miedo escénico al tener que grabar para una cámara o realizar una video conferencia ante un gran número de personas. Se estima que el 75% de las personas han sufrido miedo escénico.
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| El pánico a hablarle a un público tiene solución |
Para entender el miedo escénico me parece oportuno recordar el mito de Medusa. En la mitología griega la “Medusa” que significa “Guardiana”, se dedicaba a transformar en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos.
Creo que esta simple historia ejemplifica aquello que vive una persona que sufre miedo escénico. La mirada del público petrifica al que habla. Sería como medusas que están atendiendo a aquello que dice o hace la persona en escena.
De aquí el consejo que seguro han podido escuchar: Busca entre el público a alguien que sea un rostro amable, alguien sonriente. Tenemos que integrar que la audiencia es un público amigo.
Esto se basaría en el fenómeno del “contagio emocional”. Entonces, primer tip. Eliminar medusas, pensar al público como seres bondadosos.
Para profundizar en los orígenes del miedo escénico y entender que es algo para nada innato, nos apoyaremos de la teoría psicoanalítica. Más en concreto del “Superyo” freudiano.
¿Habéis pensado alguna vez que cuando los niños son muy pequeños no experimentan la vergüenza? No se ruborizan.
Podríamos decir que estas emociones son proyecciones de los adultos que los cuidamos
El niño juega, hace el ridículo pero al inicio no es consciente de ello. Aquí es donde el interviene el adulto. Sus intervenciones (por ejemplo; ¡súbete los pantalones que estás haciendo el tonto!) son las que determinan ese juez interno que nos guía y nos aleja de las conductas no adaptativas.
Si ese juez se convierte en alguien extremadamente rígido, nos castigará y cuestionará aquello que hacemos en todo momento.
Ejercicio sobre el que trabajar:
Aliviar la carga del superyo. Cuestionarnos si estamos siendo demasiado duros con nosotros mismos.
Seguiremos observando el miedo escénico desde otro prisma. En este caso a nivel fisiológico. Solemos relacionar directamente la ansiedad como algo negativo. En el caso de una presentación delante de público no es realmente así. Nuestro rendimiento óptimo va acompañado de una ansiedad media. Es decir, el rendimiento sigue el curso de una “U invertida”. Si hay muy poca ansiedad podemos caer en falta de concentración, motivación.
Cuando la ansiedad llega a niveles medios nuestro rendimiento es el adecuado. Si nos pasamos de ansiedad, nuestro rendimiento volverá a decrecer. En este decrecimiento juega su parte el nerviosismo que vivimos cuando la ansiedad se extrema. Palpitaciones, sudoración, etc.
Para resumir sobre la ansiedad, dos ideas
La ansiedad no es un constructo negativo de per se en relación al miedo escénico. Son los niveles o muy bajos o muy altos de la misma la que no son adecuadas para nuestras presentaciones.
Sigamos hablando de dos hormonas que influyen en nuestro rendimiento. Las dos hormonas protagonista en nuestros momentos de estrés se llaman adenalina y cortisol.
Existe una relación directa entre estrés e instinto de supervivencia. Sería algo como que nuestro cuerpo se activa de inmediato ante cualquier evento que pueda interpretar como peligroso. Este “instinto” data de los inicios de la humanidad, cuando convivíamos con especies peligrosas, debiéndonos mostrar alerta para no poner en peligro nuestra supervivencia.
Trasladándonos a nuestros días nuestros peligros son de diversa índole, pudiendo ser desde un autobús que pasa demasiado cerca de nosotros, hasta que nos expongamos a las preguntas de expertos en un examen. Aquí intervienen las hormonas del estrés. Adrenalina y cortisol.
La adrenalina ayuda a que se incremente nuestra energía que nos ayudaría a afrontar el peligro que vivenciamos. A nivel corporal nuestra respiración se acelera. Nuestras pulsaciones se aceleran favoreciendo una respuesta más adecuada de nuestra musculatura. Consigue que nuestra sangre se desplace del aparato digestivo. Con esto evitamos respuestas como los vómitos.
El cortisol se encarga del mantenimiento suspendido en alerta el estado corporal. Consigue que estemos preparados para poder afrontar la situación.
Con esta información podemos entender que el estrés y la ansiedad no son perniciosas por sí mismas. Nos preparan para afrontar una situación que etiquetamos como peligrosa. Cuando el peligro remite, volvemos a nuestro equilibrio. La cuestión patológica reside en si mantenemos nuestro cuerpo en continuo estado de alerta o si interpretamos las situaciones neutras como peligrosas.
Al inicio del artículo utilizaba la “medusa” como metáfora para ejemplificar como se siente una persona que se expone a un público y (aquí la cuestión realmente importante). lo interpreta como una audiencia que lo desaprobará.
Si lo consideramos como los depredadores de los inicios de la humanidad, nuestra activación será tan elevada que nuestro rendimiento caerá en picado (como explicamos en la curva del rendimiento con forma de U invertida).
Espero haber podido dar un poco de luz a esta cuestión que nos afecta o afectó en algún momento a casi todos. En caso de que la ansiedad escénica te imposibilite rendir delante de los demás y lo consideres necesario, sería adecuado ponerte en manos de un profesional de la psicología que pueda orientarte con técnicas y soporte terapéutico.
Francisco J. Martínez Fernández Licenciado en Psicología, Máster en Psicopatología Clínica por la Universidad Ramón Llull, Máster en Mediación Comunitaria por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster en Intervención Psicosocial por la Universidad de Barcelona. Actualmente compagina la psicoterapia de adultos en su consulta privada en Barcelona con la docencia en el Máster de Practica Clínica Online de la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitiva-Conductual (AEPCCC).
Francisco Martínez Fernández. (Nº Colegiado 20736).
Psicólogo General Sanitario
www.psicorelacional.com
Visita en Carrer Muntaner, 45-47, 1º 2ª, Barcelona
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