La vida en rosa, (Edith Piaf) es el nombre de una película dramática, como lo fue la convulsa y tremebunda vida de la famosa cantante francesa.
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| Hoy reseñamos a una leyenda de la música: Edith Piaf |
Un filme de más de dos horas de duración en constante flashback, que parte de una de sus últimas actuaciones, al desplomarse al suelo, cuando su salud estaba muy resentida.
Igual de impactante es el resto de la película, pues su vida fue muy trágica, aparatosa, con momentos verdaderamente espeluznantes y sobrecogedores.
Dirigida por Olivier Dahan, cuenta en el reparto con Marion Cotillard, Sylvie Testud, Pascal Greggory, Emmanuelle Seigner y Gerard Depardieu.
Una infancia que marcó su personalidad
No estuvo rodeada precisamente de los mejores estímulos que puede tener una niña. Aunque siempre mantuvo un halo de inocencia, que le viene de esas tempranas experiencias traumáticas (su abuela regentaba una casa de citas, padeció una ceguera temporal por su frágil salud, su madre, aspirante a cantante, no se hizo cargo de ella y su padre, artista circense se la llevó de tournée con él demasiado joven...).
El padre descubrió que tenía un gran talento para cantar cuando tras un show el público pidió más y la niño cantó improvisadamente La Marsellesa.
A partir de ahí ese talento fue reforzado con el fin de obtener dinero, por lo que cantaba recurrentemente en la calle.
Allí fue donde la vio un empresario y le puso un nombre artístico (Piaf, no es otra cosa que gorrión en francés), su vibrato desde luego coincide con esa alegoría.
Poco a poco fue cimentando su fama debido a su manera personalísima de interpretar. La expresión vocal era su fuerte.
Llegó a codearse con Yves Montand, Jean Cocteau, Charles Aznavour, Marlene Dietrich, Marcel Cerdan, su gran amor, aunque estaba casado.
Una manera de cantar especial
Voz con personalidad, con carisma, que llegaba al público inmediatamente (es curiosa la anécdota del policía que le permite cantar en la calle a cambio de su canción favorita).
Cantar desde los nueve años supuso para Edith Piaf (la niña Piaf, como era conocida, como hemos relatado, en alusión a un pájaro cantor) una verdadera válvula de escape, una vía de salida y una especie de ascensor social para evadirse de su triste realidad circundante (familiar, económica...).
"Su voz es el alma de París,
y me ha hecho viajar allí"
Marlene Dietrich sobre Edith Piaf
Hay un momento en el que comienza a tomar en serio su carrera musical y recibe clases de canto, en las que llama la atención que el profesor le indica que los aduladores nunca señalan los defectos, le ayudó a interpretar con más fuerza, a usar su cuerpo, a articular mejor y a tener más presencia escénica.
Una vida en paralelo a su música
Los excesos (de viajes, de actuaciones, de bebida, de sustancias estupefacientes, etc...) siempre pasan factura a la voz. Es importante que los cantantes sepan que su voz no tiene por qué siempre responder si no se le ofrece un mínimo de cuidados y descanso.
Otra cuestión que es importante para los cantantes es la salud mental y el equilibrio emocional.
La intensidad del escenario ya per se desestabiliza emocionalmente a las personas que tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros (de ellos depende el trabajo de otras personas) y es necesario aprender a gestionarlo de manera adecuada.
La aceptación que Edith Piaf buscaba en el público realmente la debía haber obtenido en primer lugar de su familia y de su entorno. La autoestima es fundamental para un cantante.
Cantar era para ella su manera de estar en el mundo.
Buscaba el amor a través de expresarse con la música y sus actuaciones fueron una correlación de su propia vida.
