Reseñamos la película de mismo nombre, basada en la vida del tenor Andrea Bocelli, escrita por él mismo anteriormente en un libro, bajo el alter ego de Amos Bardi.
Cuenta en el reparto con las actuaciones de Toby Sebastian como el protagonista, Nadir Casella como la novia, Luisa Ranieri como la madre y por la parte española Jordi Mollá como el padre y un convincente Antonio Banderas (cuesta reconocerle al principio) como el maestro de canto.
Una bonita película autobiográfica en la que queda patente la necesidad del espíritu de superación y del apoyo familiar cuando se tiene un handicap, como en este caso, la ceguera.
"Si otros montan a caballo, yo debo montar un tigre para ser considerado igual"
Así se expresaba en la obra, queriendo expresar que para conseguir el mismo resultado tendría que realizar mayor esfuerzo.
Bocelli tenía clara su vocación de cantante ya de niño
La música entra en la vida del protagonista muy tempranamente escuchando música de Mozart en una habitación contigua del hospital.
Es cuando su madre se da cuenta del poderoso efecto calmante que provoca en el niño escuchar música, que ya muy pequeño muestra una vocación y determinación por ser cantante de ópera, también con el apoyo de su tío, quien le hacía escuchar a grandes cantantes italianos, como Gigli y Corelli.
Es este familiar quien le lleva a un concurso de canto en el cual es proclamado ganador al albor de su adolescencia, previamente en la escuela especial donde aprendió braille es su maestra quien se da cuenta de su talento musical.
Pero no todo es un camino de rosas ya que en la adolescencia con el cambio de voz hace una auto-renuncia a ese sueño de cantar. No es sino más tarde, y con el apoyo de un amigo, cuando lo retomará.
Destacable es que viendo su familia el talento que tenía para el canto, no lo llevasen antes a clases de canto, ya que cuando fue tuvo que hacer un trabajo intenso de rehabilitación y aprendizaje que hubiera sido mucho más sencillo y natural encaminarlo antes.
Debido a cantar asiduamente en un local tipo piano bar donde no se le escuchaba suficientemente, realizó esfuerzos vocales que poco más y echa su voz a perder.
El momento crucial de las clases de canto
Es aquí cuando entra en acción un exigente maestro de canto que le marca pautas muy estrictas (hablar lo mínimo posible, no fumar, no cantar solo, dejar de fumar, no beber, realizar ejercicios de respiración diarios, escalas, arpegios, calentamientos vocales, etc..., rutina que sigue al pie de la letra convencido) que pule su técnica y pone en valor su potencial.
El refuerzo de la familia del cantante, imprescindible
Sin duda alguna, es más importante tener y recibir apoyo familiar incondicional que el handicap de la ceguera en sí mismo ya que los momentos bajos de evolución personal, de desarrollo de la carrera y de esfuerzo en muchas ocasiones son difíciles de sobrellevar sin ese tipo de apoyo.
Sus padres le ofrecieron todo su apoyo para estudiar en el instituto, la universidad, el piano, trabajar, etcétera y le animaron siempre a luchar por lo que quería:
su sueño era ser cantante
y lo logró.