Con un rostro que pareciese haber sido hecho para la cámara, Teresa Berganza es la cantante de ópera más admirada por su técnica y presencia escénica.
Vamos a hacer un repaso de la trayectoria impresionante de la mezzo española Teresa Berganza, desde sus inicios en el mundo de la ópera hasta la actualidad.
Madrileña de nacimiento, el orgullo y ejemplo a seguir por cantantes de ópera españolas; Teresa Berganza dio sus pininos estudiando piano y canto en el Conservatorio de la ciudad de Madrid, para dos años más tarde hacer su debut en el Festival Aix, en el año 1957, con el papel de Dorabella.
El éxito se reconoce a la distancia y a esta primera interpretación en escena le siguió su participación en otros importantes teatros y festivales de ópera de aquellos años como La Scala, el Festival de Glydebourne, de la Royal Opera House en Londres, el Metropolitan y el Carnegie Hall.
Otros logros alcanzados fueron la participación en la versión de cine de Don Giovanni (dirigida por J. Losey), en donde interpretó el rol de Zerlina, al igual que fu debut en un recital del Carnegie Hall en 1964.
Premios y reconocimientos otorgados a la cantante
Son muchos los galardones que se han otorgado a la cantante lírica en su carrera, no obstante, vamos a focalizarnos en resaltar los más recientes, dentro de los que podemos resaltar 1991, como el año en el que Teresa y otros cantantes españoles fueron galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes,
En 1992 participó en la ceremonia inaugural de la Exposición Universal de Sevilla y en los Juegos Olímpicos de Barcelona y dos años después, en 1994 fue elegida miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, convirtiéndose en la primera mujer en obtener esta honorable distinción.
En 1996 se le otorgó el Premio Nacional de Música y para el 2018 la magistral cantante recibió el Opera Award, en la ciudad de Londres, frente a un auditorio totalmente en pie que le ovacionaba y daba vítores a la cantante por tal reconocimiento, en cuyo discurso de agradecimiento plasmaba que su mejor reconocimiento era el haber dedicado toda una vida al canto lírico.
A la gran mezzosoprano española no le faltan reconocimientos y en la primera década del siglo 21 recibe el Premio Codalario Homenaje a Toda una Carrera, en reconocimiento a su trabajo y brillantez en pos de la música en España.
Medalla de Honor de la Escuela Superior de Canto
Teresa ha sido profesora titular de la Cátedra de Canto en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y ha dictado clases en varias instituciones de música internacionales. En Madrid le han dedicado el Conservatorio Teresa Berganza.
Teresa Berganza ha sido galardonada con la primera Medalla de Honor de la Escuela Superior de Canto de Madrid y recibió la misma de manos del Director de la Escuela, Fernando Turina, frente a docentes y estudiantes de que fuese Conservatorio Superior de Música en los años de estudio de Teresa y que pasó a ser Escuela de Canto por expreso deseo de su maestra, Lola Rodríguez Aragón.
Teresa Berganza, Patrona de la Fundación Vivanco
Teresa Berganza entró a formar parte del Consejo General de Altos Patronos de la Fundación Vivanco al momento que la cantante lírica española recibía en Briones, de manos de Santiago Vivanco, director general de la Fundación y de Experiencias Vivanco, la medalla que la acreditó como Patrona de la Fundación Vivanco en el apartado de Música.
Tal y como señaló durante el acto Santiago Vivanco "la profundidad del arte y la música de la mezzosoprano española Teresa Berganza llena de armonía la sabiduría y el esfuerzo de nuestros patronos honoríficos; Teresa Berganza, una mujer que más allá de sus innumerables premios es; en esencia, sentimiento, pasión, emoción y entrega a la música”.
El Homenaje de la Reina Sofía
La mezzosoprano más carismática de la historia de la lírica española fue homenajeada en el coliseo de la plaza de Oriente, presidido por la Reina Sofía, por el reconocimiento a una carrera ejemplar, y por la posibilidad de mostrar afecto y gratitud a una persona tan generosa como gran artista.
Todo el homenaje giró alrededor no solo de sus 80 años de vida, sino de Mozart, Rossini y la zarzuela; tres autores o estilos musicales en los que Teresa Berganza sentó cátedra, El personaje de Sesto en La clemenza di Tito (de Mozart), o el de Angelina en La Cenerentola (de Rossini) por poner un par de ejemplos, se elevan en la voz y en la interpretación de Berganza a cotas de referencia histórica.
Hubo en la mezzosoprano un cuidado magistral de la dicción, del fraseo, de la expresividad contenida, del buen gusto. En dos autores tan aparentemente sencillos y, sin embargo, tan complicados técnica y estilísticamente, como son Mozart y Rossini, las aportaciones de Berganza brillaron con una naturalidad asombrosa, superponiéndose la profundidad, el dominio del estilo y la fascinación.
En la zarzuela, o en la canción española en general, Berganza también se encontraba a gusto. Hasta cierto punto, era una cuestión vocacional que se manifestaba en su manera de ver a Falla, Montsaltvatge, Guridi, Granados o García Lorca.
Y no se acababa ahí su ciencia lírica. Con Claudio Abbado presentó en Edimburgo una Carmen de Bizet, para la eternidad. Y a la memoria vienen en torbellino sus interpretaciones del barroco italiano, de Haendel, de Schumann, de Mussorgski y tantos otros.
Berganza era el arte puro, afrontado desde las mayores exigencias vocales e interpretativas. Sin excesos de volumen en su canto, sin artificios decorativos inútiles. El culto a la verdad era su máxima aspiración. Era una época en que este sentido idealista de la interpretación vocal podía existir. Y así lo entendían, desarrollando complicidades con ella desde María Callas a Herbert von Karajan.
La Teresa que sólo pocos conocieron
En una entrevista que se le hiciera en la 2 de Televisión Española, la forma más creativa para presentar a esta digna exponente del canto y la cultura española fue como un deseo a los reyes magos hechos con anticipación desde julio, como para que no hubiese ningún error en la entrega pronosticada para enero.
Ese fue el deseo que la presentadora también expresó, donde se planteaba el deseo de muchos en querer ser, Teresa Berganza una mujer con un rol modelo a seguir, gran exponente del canto lírico español y quien ha dedicado mucho tiempo a la docencia para traspasar los conocimientos adquiridos a lo largo de su extensa carrera musical, hacia esas nuevas voces, futuros exponentes del canto español internacional.
Cómo cuidar la voz, la recomendación de Berganza
La mejor recomendación de Berganza es cuidar la voz con el silencio, quedándose callado por un período de cinco a siete días, al mejor estilo de cualquier ashram en India que, si bien persiguen sanar el alma, Teresa lo hacía para sanar su voz.
Habiendo sido calificada como la mejor mezzosoprano del siglo, algo que no se deja a la ligera, su técnica vocal despertó admiración y le valió para recibir premios como los expuestos con anterioridad.
La “Carmen” que siempre llevó en su interior
Uno de sus temores al interpretar Carmen, era el de no alcanzar el rango vocal necesario, al haber presenciado con anterioridad algunas interpretaciones con voz desgarrada y de personalización ordinaria.
Para encontrar inspiración, se basó en una experiencia que había tenido con las gitanas de Granada, vestidas de negro, muy sutiles, pulcras y pudorosas, lo que le valió para lograr proyectar eso que ella sentía como española y a la vez como gitana (pues en su interior se sintió siempre identificada con el sur).
Eso fue algo que siempre caracterizó a la magistral cantante, investigar para imprimir su punto de vista y dejar su corazón en cada interpretación, lo que logró realizar con maestría y dedicación únicas, que incluso le llevó a tener conflictos con algunos de los grandes maestros directores de orquesta, al disentir de su forma de pensar y hacerlo saber; confiada en su talento, que podía quizás no gustarle su voz, pero su talento musical era único y que en eso no había punto de argumentación.
Del convento a los grandes escenarios del mundo
Una criada respondona es como ella misma se denominó, debido a su carácter explosivo, en el que no se callaba nada que no sintiese estuviera en lo correcto o que debiera merecer un reproche.
Fue eso lo que le llevó a corta edad a irse de su casa para buscar su camino y formar parte de un convento porque pensaba era lo que su corazón le indicaba, sin embargo, la música era su destino y como alguien que encauza a los hijos al camino correcto, su padre le hizo saber que debería dedicarse a algo por lo que sintiese pasión, no obligación.
Fue así como la diva, logró encontrar en el canto lírico una forma de expresarse y encontrar su propio yo, mediante las canciones y los personajes que interpretó en toda su carrera musical.