El esquema corporal es el conocimiento que tenemos de nuestro cuerpo tanto en posición estática como en movimiento, en relación con sus diferentes partes y el espacio que le rodea y por tanto se manifiesta en tres planos:
El plano perceptivo:
comprende el cómo se percibe el propio cuerpo y los niveles de percepción se van perfeccionando con la edad, la madurez y la práctica. En el caso del canto comprende cómo se percibe la voz y está íntimamente ligado a las sensaciones corporales y a la retroalimentación auditiva.
El plano motor:
los movimientos y la percepción de cuerpo durante los mismos pueden ser más o menos coordinados.
El esquema motor que se emplea para cantar puede ser más o menos efectivo y coordinado si el docente ofrece actividades adecuadas en cada etapa y si ofrece una retroalimentación de aquellos aspectos que debe modificar en cada momento.
El plano social:
se manifiesta en la mayor o menor dificultad de las relaciones con el medio.
Aquellos niños que tienen apoyo y refuerzo positivo a la hora de cantar tienen una propensión mayor a seguir haciéndolo y mejorar con el tiempo.
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© Isabel Villagar, Clases de Canto online
Aprender a conocer cómo funciona el aparato fonador
De manera que los niños y adolescentes aprenden a cantar deben aprender también a conocer su aparato fonador y sus funciones, así como a percibir las sensaciones internas despertadas por el acto fonatorio sobre las que confeccionarán su esquema corporal vocal.
Aprender a realizar un buen gesto vocal es lo que les permitirá desarrollar este esquema corporal a lo largo del tiempo y realizar los ajustes vocales necesarios conforme vayan creciendo.
El docente ha de trabajar de manera equilibrada toda la musculatura implicada en la producción del sonido y es importante observar este equilibrio muscular cuando los niños cantan y ayudarles, mediante las indicaciones pertinentes, a no compensar muscularmente de manera que no se produzca en ningún momento una emisión forzada.
El trabajo vocal acompañado de movimientos
Tanto niños como adolescentes en muchas ocasiones no saben hacer los ajustes por sí mismos, por lo tanto, si no son guiados, corren el riesgo de estancarse vocalmente o adquirir patrones musculares inadecuados.
Para evitar una tensión excesiva cuando se canta, el docente ha de cuidar que los niños canten en las tesituras adecuadas, que las dificultades de las canciones sean apropiadas a su desarrollo vocal y musical y que no produzcan un sonido tenso o constreñido.
Cuando los niños cantan y se mueven al mismo tiempo tienden a realizar una emisión más relajada, por eso se recomienda el trabajo vocal acompañado de movimientos que ayuden a entender los parámetros musicales (altura, intensidad, duración, timbre), o vocales (control de la respiración, apertura de la boca, etc.).
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