Por: Redacción
Referenciamos una serie de Netflix en la que se muestra el proceso de creación de un coro góspel en Hampton Roads (Virginia, EEUU), con la intención -siempre es bueno tener metas altas, aunque la realidad sea consistente siempre- de que sea "el mejor del mundo".
Se realiza por iniciativa de Ezequiel Williams, obispo de la iglesia que lo patrocina, y apoyado por su sobrino, el famoso cantante Pharrell Williams, productor de la serie, el cual aparece en el segundo y sexto (último) capítulo.
A la búsqueda de voces "únicas"
Les llamaban los "unicornios", en el sentido de voces especiales, voces de timbre o color apropiado para el estilo, aunque finalmente entraran algunas voces procedentes de otros géneros que destacaban por su expresividad o musicalidad.
Los primeros capítulos se dedican al amplio casting, partiendo de varios millares de peticiones, hasta llegar a los 75 componentes escogidos básicamente por un experto músico, un maestro de coro, la coach vocal y el propio obispo.
Seleccionaron 25 de cada cuerda: sopranos, altos y tenores (en correspondencia con el significado que le dan en el estilo de góspel moderno de voces más agudas, medias y graves), por lo cual encontramos chicas en la sección de tenores.
A las voces graves de hombre se les invita a variar las melodías para ajustar su tesitura a la canción creando una segunda voz más grave, ya que se muestra el caso de un hombre que se coloca en la cuerda de tenores pero se siente forzado en los agudos por tener una voz grave.
Música plena de sentimiento en una serie singular
La música góspel es un icono de la música religiosa estadounidense que surgió de las iglesias pentecostales, protestantes evangélicas afroamericanas. La propia palabra gospel se deriva del inglés "god-spel" (en sentido literal: "palabra de Dios").
Curiosamente aparecen en el casting voces maravillosas que vienen acompañadas de una dura historia personal detrás y que poseen una gran expresividad quizá porque la música para estas personas haya sido el refugio emocional que no hayan podido encontrar en su entorno.
Es una manera de mostrar el poder que tienen la música en el procesamiento afectivo y en la generación de una autoestima y confianza en las personas.
La música, la gran ayuda para las personas
Es de destacar el proceso de Elana Lapetina, cuyo storytelling es particular. Su singularidad proviene de que nació con una sola oreja y un sólo oído por una malformación congénita, que sin embargo no le impidió desarrollar su capacidad para cantar. Esta falta del 50% de audición su cerebro la compensó gracias a la plasticidad neuronal y al apoyo de su familia y amigos.
Poco a poco vemos ganar en confianza a muchos de los miembros gracias al apoyo del grupo y de los profesores a cargo de la agrupación.
Es de resaltar el valor de la retroalimentación que los responsables del coro ofrecen a los coralistas para ayudarles a que se superen y canten cada vez mejor.
Otro ejemplo de superación es el caso de la coralista que padecía ansiedad social o miedo a relacionarse, que al final acaba actuando incluso de solista y poco después incluso ante miles de personas en un concierto retransmitido por televisión.
El poder del grupo que ayuda al individuo
El sentido de pertenencia que ofrece participar de la experiencia de un coro ayuda a las personas a crear su propio proceso de crecimiento, evolución y aprendizaje.
Es un aspecto que muchas veces no se tiene en suficiente consideración y sin embargo, el propio proceso, es el factor más importante a la hora de participar en una actividad coral.
Sólo haciendo que los coralistas crezcan individualmente se puede conseguir que el grupo en su conjunto evolucione.
Un ejemplo de este crecimiento musical personal se encuentra en la libertad de expresión melódica a través de ornamentaciones en riffs de creatividad sorprendente.
La improvisación vocal queda muy bien reflejada, en este estilo es propio que el cantante se "deje llevar" de sus sensaciones y cree sobre el momento variaciones melódicas, melismas, basados muchas veces en la pentatonía y ello el público lo recibe con júbilo, llegándose a veces a una especie de éxtasis colectivo.
Quien ha asistido a un concierto de góspel lo ha experimentado probablemente.