Por: Redacción
Importantes aspectos sobre los efectos de la contaminación acústica
Cada día es más caro el precio que hay que pagar por vivir en una sociedad moderna. Al ir a la calle de forma más consciente y no tan autómata como se hace de manera habitual, seguro verán a su alrededor cosas que, analizándolas al detalle, sería muy fácil vivir sin ellas.
Letreros de todo tamaño (gigantes, medianos, pequeños) que intentan comunicarnos algo (un mensaje sobre algún producto que muy probable no necesitamos); luces que consumen energía no renovable, música y gritos, sonidos de motores, bocinas de autos y maquinaria pesada operando, todo sumamente estresante.
Pero, si pensaban que lo único que se está perdiendo a causa de la contaminación es la capa de ozono en la atmósfera, entonces bienvenido al mundo real, donde a causa de los niveles de ruido presentes en el entorno, la salud mental y auditiva de los habitantes en ciudades alrededor de mundo, se deteriora cada día más.
¿Qué es el ruido?
Se considera ruido a todo sonido no deseado que carece de algún tipo de estructura definida para ser percibido como armónico o agradable al oído.
Encontramos ruido en cualquier lugar, en nuestro hogar con el funcionamiento de aparatos electrodomésticos (licuadoras, lavadoras, afeitadoras, secadores de cabello) o en el entorno exterior proveniente de cualquier elemento capaz de producir sonido.
El mayor problema es el generado por el “ruido ajeno”, ese ruido del que no tenemos control y que se convierte en un enemigo tan nocivo para la salud auditiva, como es el humo de un cigarrillo expulsado por un fumador, para los pulmones de alguien que no fuma.
¿De dónde proviene tanto ruido?
En ambientes exteriores, el nivel de ruido es mayor y puede haber distintas clases de ruido según el emisor.
Los principales emisores acústicos externos son los automóviles, las aeronaves, los trenes, maquinaria y equipo pesado, industria de la construcción, actividades industriales, comerciales y portuarias.
Clasificación de los niveles de ruido
La medida usada para clasificar los ruidos es el decibel y para tener un poco de contexto, una conversación normal entre dos personas tiene en promedio 60 dB, mientras que un susurro al comunicar un secreto llega solo a 15 dB.
Todo aquello que sobrepase un nivel de 85 dB es considerado como ruido que puede causar daños a los órganos auditivos. Una cortadora de césped emite alrededor de 90 dB, suficientes para impedir hablar en un tono de voz normal y tener que gritar para ser escuchado.
En un concierto de rock se puede llegar hasta 120 dB que equivale al sonido emitido por un motor a reacción de una aeronave, lo que puede llevar a sufrir daños irreversibles en el sistema auditivo e incluso la pérdida completa de la audición si la exposición es prolongada.
Ruido y salud, más allá de la molestia
Las cifras citadas por la Agencia Europea del Medio Ambiente en el reporte #22 publicado en 2019 son alarmantes. Se estima que la exposición prolongada al ruido ambiental causa un estimado de 12,000 muertes anticipadas y 48,000 nuevos casos de afectaciones isquémicas cardíacas.
Además, más de 20 millones de personas son afectadas por los efectos de molestias crónicas y otros seis millones presentan alteraciones en los patrones del sueño. Entonces las cosas son más graves de lo que quizás pudiera haber imaginado.
Mientras tanto, cuando se está tratando de tomar medidas más drásticas a favor de revertir el desgaste de la capa de ozono, las normativas relacionadas con el ruido y la contaminación auditiva avanzan a ritmo menos acelerado.
Cada país es responsable de adoptar las medidas que considere más adecuadas y oportunas para hacer frente a este enemigo invisible, sin embargo, el reto consiste en la premura con la que se aborde el tema ya que la normativa es clara e indica que queda a discreción de las autoridades afrontar la situación y priorizar las ejecuciones.
Ruido y salud mental
La hipoacusia es definida como la afección total o parcial de la capacidad auditiva en mayor o menor grado, la cual puede darse por diversos motivos, desde una mala higiene que ocasiona acumulación de cera e impide que el sonido llegue al oído interno, hasta infecciones ocasionadas por limpieza no adecuada utilizando objetos punzantes que pueden llegar a lastimar o perforar el tímpano.
La otra causa de la hipoacusia es la exposición a ruidos fuertes, algún trauma severo cercano al oído o por efectos naturales del envejecimiento.
Según cifras de la OMS, en el mundo hay más de 360 millones de personas afectadas con pérdida de audición discapacitante, que significa pérdida parcial de habilidades auditivas, lo que equivale a un 5% de la población mundial.
Esto es un problema para los gobiernos; sobre todo para países del tercer mundo o economías emergentes, que cuentan con presupuestos limitados en materia de salud pública, sin mencionar también que se ve limitada la capacidad laboral productiva de personas con afecciones auditivas.
Normativa del ruido en salud ocupacional
Cada país tiene autonomía para regular lo referente a niveles de ruido en las empresas e industrias locales. En el caso de la Unión Europea, la norma está regulada por la DIRECTIVA 2003/10/CE del Parlamento Europeo y del Consejo.
En el caso de España, la normativa está regida por el Real Decreto 286/2006 del 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido.
Algunas normas planteadas exigen mantener niveles saludables de exposición al ruido, tomando como promedio los 80 dB tolerables por el ser humano y establece un máximo de 135 - 137 dB.
Por otra parte, exige a las industrias mantener un adecuado programa de mantenimiento y reparación de maquinarias involucradas en el proceso de producción, así como la instalación de aislantes, silenciadores y elementos reductores de ruido para garantizar que se mantenga un nivel de ruido por debajo de los topes máximos establecidos en la norma.
Contenido relacionado:
Seguridad y salud en el trabajo del músico
