¿Cómo mejorar el entrenamiento vocal con base científica? Educación y herencia

Por: Isabel Villagar, profesora de canto

Hoy me gustaría comentar algunas ideas que me han surgido tras la lectura de “El gen deportivo. Un atleta excelente ¿nace o se hace?” de David Epstein.



En muchos momentos de esta publicación habla de los estudios que se han hecho en torno al rendimiento no sólo de los deportistas sino también de los músicos.


Como profesora de canto y siendo muy consciente de que no todos los cantantes responden de igual manera al entrenamiento siempre pienso en cómo personalizar las clases y el entrenamiento para mejorar los resultados y el rendimiento.


Vinculando música y deporte


Este libro ofrece mucha información de utilidad al respecto que tanto entrenadores deportivos como profesores de canto y de música deberían tener en cuenta.


La ciencia nos ofrece una información muy valiosa que debemos saber interpretar y sobre todo aplicar en nuestra práctica diaria. Además, no es profesional quedarnos únicamente en la postura de que unos nacen más dotados que otros porque los contextos también determinan el desarrollo de las capacidades.


Como bien dice el autor si bien es cierto que nacemos con un hardware, una combinación genética única, ésta no alcanza todo su potencial a no ser que se descargue (podríamos denominarlo el software) en el sistema, es decir, que se ejercite y se desarrolle y eso siempre sucede gracias a los estímulos y a la práctica. Siempre menciono en mis clases que de nada sirve tener un Ferrari si no se sabe conducir. 


Por otro lado, y a diferencia del mundo del deporte en el que hay marcas que batir, en el mundo de la música hay factores artísticos (musicalidad, sensibilidad, emociones), intelectuales (conocimientos musicales: lectoescritura musical, armonía, estilos musicales, educación auditiva, etc) y sociales que condicionan el desarrollo musical de una persona y que pueden ser determinantes. Una persona con una voz o condiciones físicas “no perfectas” puede desarrollar una carrera artística si lo compensa con los otros factores y tenemos muchos ejemplos.


Eso no quita que como docentes mejoremos los procesos para hacer que los alumnos alcancen su máximo potencial físico, porque la realidad es que una gran parte de los alumnos y cantantes no son conscientes de todo ese potencial hasta que no acuden a una clase de canto. 


El desarrollo del potencial físico y vocal


En estos aspectos me voy a centrar ahora:


El autor cuestiona la regla de las 10.000 horas para alcanzar un nivel profesional porque las personas no responden igual al mismo entrenamiento. Y esta capacidad de respuesta esta marcada genéticamente. Por eso vemos deportistas o músicos que con poco tiempo de entrenamiento expanden todo su potencial. Y por eso, como profesores deberíamos poder olvidarnos del “número” en concreto de curso académico en los casos en los que los alumnos vayan más rápido que el programa, sin llegar nunca a forzar al alumno. Hay que centrarse en las competencias que adquieren los alumnos.


En mi filosofía de la clase, puesto que en mi estudio no me rijo por un programa rígido que cumplir marcado por una institución sino por unos objetivos concretos y personalizados a conseguir, en la mayoría de los casos los alumnos avanzan rápido con un buen plan de entrenamiento e implicación del cantante. La clave está en la personalización y eso requiere de un buen diagnóstico y de un buen plan de trabajo.


Más específicamente sobre el entrenamiento


Esta capacidad de respuesta al entrenamiento (tanto de fuerza como de resistencia; estudios GEAR y HERITAGE) es muy variable entre individuos. Ante el mismo plan de entrenamiento hay indíces de respuesta muy variables. Algunas personas tienen un potencial mayor de crecimiento muscular debido a que tienen diferente asignación de fibras musculares de partida.


Existen dos tipos principales de fibras musculares: contracción lenta (tipo 1) y contracción rápida (tipo 2). Estas últimas (tipo 2) se contraen dos veces más rápido que las primeras en los movimientos explosivos (se ha demostrado que la velocidad de contracción en los humanos es un factor restrictivo de la velocidad en carrera corta) pero se cansan más deprisa. Estas fibras también crecen el doble que las de contracción lenta cuando se entrenan con pesas. Así que cuantas más fibras tipo 2 hay en un músculo, mayor es su potencial de crecimiento.


Las personas poseen en sus músculos diferentes porcentajes de dos tipos de fibras musculares: fibras de contracción rápida o y fibras de contracción lenta. Según sea el equilibro del tipo de fibras musculares que se posea se va a tender a ser más rápido o más resistente y esto tiene un componente genético, es decir, no se gana velocidad con la edad. 


El corredor rápido lo es desde niño. Y sin embargo el que tiene fibras de contracción lenta es más resistente. Por eso vemos que el que corre 100 metros no compite en la maratón y viceversa. 


Volviendo a resaltar que deporte y música no son exactamente lo mismo aunque comparten el plano físico y fisiológico, se podría reflexionar sobre las posibles implicaciones a la hora de planificar el entrenamiento o las clases y el repertorio porque las personas con facilidad para la agilidad vocal se podrían cansar antes y si no se pautan bien los descansos, podría implicar un mayor riesgo de que de lesionen con mayor frecuencia. 


Esto lo he observado en las clases ya, hay personas que no necesitan hacer largos calentamientos, enseguida está la voz “a punto”, sin embargo, necesitan más pausas. En cambio, aquellas personas a las que les cuesta calentar más tiempo, aguantan más tiempo cantando. 


Esta cuestión no es baladí porque a la hora de planificar el repertorio de un concierto o incluso una gira, si no se tiene en cuenta las características fisiológicas específicas del cantante, éste se podría agotar con mayor facilidad y frecuencia y esto puede llevarle a una lesión o a no poder cumplir los compromisos adquiridos. 


Los cuerpos de mujeres y hombres son diferentes. En el caso del canto es evidente y los profesores de canto tenemos mucha sensibilidad al respecto incluso dentro de cada tipo vocal. Son muchos los esfuerzos que hacemos por clasificar la voz y determinar qué tipo de repertorio y tesituras son las más adecuadas para el alumno. 


Sin embargo, no estoy tan segura de que los profesores de instrumento tengan tan en cuenta este aspecto. Si la mano de una mujer chelista es pequeña, ¿debería tocar siempre un violonchelo 3/4 o se verá presionada a tocar un 4/4? ¿O si un pianista tiene una mano más grande o más pequeña de la media, se adaptará el repertorio a sus características físicas?


Muchos de los problemas musculoesqueleticos en los músicos se deben a la dificultad de adaptar el cuerpo al instrumento, no sólo por las horas de práctica. Debería tenderse a adaptar el instrumento al cuerpo, no al revés, como los principios de ergonomía indican.


Entrenamiento de sistemas perceptivos 


Me ha llamado la atención la vinculación que existe entre la agudeza visual y la capacidad de respuesta en deportes como el tenis y el beisbol. Han demostrado que aquellos que tienen una mayor agudeza visual alcanzan mayores niveles de excelencia. 


Es evidente que, en el caso de los músicos, una mejor capacidad auditiva es indicativa de mejor rendimiento musical, está por estudiar exhaustivamente en qué medida y de qué manera perciben. O en el caso de los cantantes, que es ya sabido que su corteza sensorial está más desarrollada que en los músicos instrumentistas, si las capacidades perceptivas (propiocepcion, sensibilidad…) los hace mejores cantantes. 


Creo que hay mucha información sobre cómo un músico o cantante percibe el sonido o su propio cuerpo que debemos investigar para poder guiar los sistemas perceptivos de los alumnos en la dirección correcta en base a sus capacidades. 


¿Cuándo y cómo comenzar un entrenamiento específico?


Es muy llamativo que el autor explica por qué no es buena una especialización demasiado temprana. Esta idea choca frontalmente con el modelo de educación musical formal que tenemos y quizá nos debería hacer replantearnos algunas cuestiones. 


El autor sí que dice que la práctica musical temprana igual que la deportiva es beneficiosa pero… durante la infancia los niños deben explorar diferentes disciplinas deportivas y diferentes instrumentos musicales o la voz y diferentes estilos para ver cuál de ellos se adapta mejor a sus características físicas, mentales y emocionales. Aquellos músicos y deportistas que han explorado más en la infancia, han tenido un mayor compromiso con la práctica en la adolescencia y han conseguido una mayor excelencia


Esto plantea cuestiones sobre la estructura y organización de las enseñanzas elementales de gran calado puesto que los niños con aptitudes musicales deberían conocer diferentes instrumentos musicales y estilos. Sobre todo si van a convertirse en músicos profesionales posteriormente. 


Bien es sabido que muchos estudiantes (demasiados a mi juicio en el sistema de educación musical formal) abandonan, mi pregunta es si ese abandono se produce porque les deja de interesar la música o si bien es porque el sistema no responde a sus necesidades. 


También me ha llamado la atención que en el deporte existen programas específicos de detección de aptitudes que permiten a los profesores y entrenadores guiar a los niños y adolescentes. Estoy convencida de que si en el ámbito de la música se estableciera en los centros educativos un programa de estas características muchos niños y adolescentes que no han tenido un entorno musicalmente enriquecido podrían conocer que tienen potencial para la misma.


La motivación y el rendimiento, tándem inseparable


Sobre la motivación y la capacidad de trabajo el autor hace referencia a varios aspectos. El primero, la necesidad de movimiento, práctica o estímulo que tiene la persona. Todos hemos visto niños y niñas de temperamento más tranquilo o más movido. Como pedagogos debemos observar y respetar estas tendencias y no pretender que todos “sean de una determinada manera: excesivamente dóciles o tranquilos”. En todo caso, adaptarnos a la respuestas físicas y mentales que dan los alumnos/as (cómo responden a las actividades) y sacarle partido (estimularlos en esa dirección). 


En el caso del canto, si una persona tiene “facilidad” para estudiar repertorio pues se le propondrá abarcar más repertorio adecuado, si un alumno necesita moverse más para cantar se le facilitará y guiará, si un alumno quiere tocar y cantar a la vez se le darán los recursos… Como me gusta explicar: “la motivación es el motor de la acción”, los docentes debemos saber mantenerla encendida día a día. 



El autor del libro también menciona que la manera en que se percibe el dolor o el esfuerzo afecta a los resultados, en los casos del más alto rendimiento. Hay un momento en el camino tanto de deportistas como de músicos profesionales en el que el camino se pone “difícil”. Si la persona no es capaz de soportar la presión es muy posible que se aparte de la actividad. En el caso del canto, nunca se debe practicar de manera forzada y menos con dolor. Sin embargo las exigencias de la profesión provocarán que muchas veces el cantante salga al escenario con un cierto grado de cansancio o fatiga corporal que es preciso que sepa gestionar.


Y especialmente interesante es la vinculación que tiene el dolor con las emociones. Según David Goldman: “El dolor comparte de forma muy estrecha su sistema de circuitos con las emociones y también muchos de los neurotransmisores. Cuando modificas la emoción, modificas contundentemente la respuesta al dolor”


Es por ello que deporte y música tienen un poder inequívoco en la regulación emocional. Ambos pueden en general reducir los niveles de cortisol independientemente del grado de competencia musical o deportiva. Es decir, es de sobra sabido que ayudan a desestresar.


En particular, y en base a mi experiencia como profesora de canto, simplemente cantar provoca bienestar ya que se estimula la segregación de las “hormonas de la felicidad” (dopamina, endorfina, etc.), sin embargo, cuando además se trabaja la interpretación y se hace un trabajo emocional, cantar se convierte en un canal de regulación emocional potente. 


Y también me gustaría comentar una cuestión que explica el autor, que la mejor manera de que un alumno progrese es que sienta el deseo o motivación intrínseca de mejorar y crecer. La “ética del trabajo” (o disciplina o ganas de progresar) está influida en parte genéticamente, según los estudios científicos que menciona y esto, para alcanzar niveles de excelencia, puede llegar a ser de n factor importante.


En conclusión, tener unos buenos genes, la herencia recibida, no es suficiente y la educación es fundamental y necesaria siempre, en cualquier casi y contexto, ya que no son nada la una sin los otros.


El autor finaliza el libro deseando un feliz entrenamiento, o como digo yo a mis alumnos:


“Canta feliz”

Experiencia +20 años, +10 en Clases Online de Canto y Voz*Técnica Vocal*Todos los niveles y estilos

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COACH VOCAL de referencia internacional. Titulada oficial Superior en Pedagogía del Canto con Matrícula de Honor y Premio Extraordinario Fin de Carrera por unanimidad. Titulada en Canto, Piano e Ingeniería. Académica de las Artes Escénicas de España. Ha sido Profesora Máster online Pedagogía de la Voz Universidad Europea Miguel de Cervantes-SLKE (2018-2021). Dir. Vocal Center. Full Member National Assoc. Teachers Singing (EE.UU.). Miembro European Voice Teacher Association. Deleg. Asoc. Española de Profesores de Canto. Dir. Asoc. de Músicos Profesionales de España-CV. Experta en Técnica Vocal. Especializada además en voces infantiles y juveniles. Autora de las exitosas publicaciones: Claves de la Voz y el Canto, Guía Práctica para Cantar (núm. 1 ventas Amazon), Guía Práctica para Cantar en un Coro, La Voz sí que Importa, Cómo enseñar a Cantar a Niños y Adolescentes. Asesora vocal y Directora musical TV. Prepara asiduamente a participantes de concursos de televisión. 0034 651315263 "¡Cantad felices!"

de la creatividad al piano

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