Por: Redacción
La ópera vivió momentos de esplendor cuando Kiri Te Kanawa incursionó como cantante en este género musical.
Algunos no conocen mucho sobre esta cantante y es probable que el nombre les suene indiferente porque desconocen sus logros, sin embargo, hoy queremos compartir con ustedes la historia de Kiri Te Kanawa, una de las grandes cantantes que la ópera ha tenido en toda su existencia.
Sus orígenes y primeros pasos en la música
Esta prodigiosa cantante de ópera fue adoptada por una familia integrada por Thomas y Nell Te Kanawa quienes la acogieron de forma amorosa y la nombraron Kiri, que en lenguaje Maorí significa campana.
La pequeña integrante de la familia se educó en el colegio St. Mary de Auckland, en donde tuvo su primera experiencia al conocer a alguien que mantenía relación con la música y que causaría una influencia positiva en ella, su maestra de música, Mary Leo Niccol.
Sus interacciones con la música y el canto “en vida real” empezaron a sus 21 años cuando empezó a trabajar como cantante de música pop y animadora en clubes nocturnos en su natal Nueva Zelanda, algo que no parece contribuir mucho con el tema de la ópera, pero que realmente le ayudó a realizar su primera grabación, por allá del año 1965, con Nuns Chorus, de la opereta de Strauss Casanovai.
Este disco ganó reconocimiento a Disco de Oro y fue el primero que se produjo totalmente en Nueva Zelanda, lo cual se puede decir fue un récord establecido por Kiri.
Con este reconocimiento en mano, no es de extrañar que continuara en el camino para forjarse una carrera en la ópera, que realmente era lo que le apasionaba y se inscribió en el London Opera Centre con los maestros Vera Rózsa y James Robertson, quienes reconocieron el potencial de su estudiante de cautivar a una audiencia con su voz y su canto.
El legado de una soprano en Londres
Durante sus primeros años de estudio Te Kanawa tuvo la oportunidad de trabajar en el escenario interpretando diferentes papeles; como La Segunda Dama en La Flauta Mágica (Mozart), Dido y Eneas de Purcell, Anna Bolena de Donizetti y Elena en La Donna del Lago de Rossini.
No obstante, fue Colin David quien le ofreció a la cantante un papel que ella no podía creer estaban poniendo en sus manos, el de La Condesa en Las Bodas de Fígaro. David quedó magnificado con su voz y la catalogó de “fantásticamente hermosa”, por lo que tomó la decisión de ofrecerle el papel.
Otro momento importante en la vida de Te Kanawa fue el elogio y reconocimiento que recibió por su papel como Idamante en Idomeneo (Mozart), lo que le llevó a obtener un contrato por tres años en el rol de directora junior en la Royal Opera House, además de participar en el Covent Garden de Londres, donde debutó como Xenia, en Boris Godunov de Mussorgksy.
Una carrera llena de éxitos y reconocimientos
Todo empezó a despegar en la década de loa años 70 y cimentarse en los años 80, décadas en los que la cantante deslumbró al público internacional interpretando papeles protagónicos como Desdémona en Otelo (Verdi) y Elizabeth en Don Carlos (Verdi).
Otras apariciones significativas fue su participación en Capriccio (Strauss) y La Bohème de Puccini, obras en donde interpretó a La Condesa Rosina de Almaviva y Mimi respectivamente.
Una de esas apariciones espectaculares que fue televisada a todo el mundo fue cuando Te Kanawa cantó, en 1981, en la boda de Carlos (Príncipe de Gales) y la finada Lady Diana Spencer, donde interpretó magistralmente “Let the Bright Seraphim” de Handel.
Luego de la trágica muerte de Diana Te Kanawa no volvió a cantar dicho tema y ni siquiera ha vuelto a escucharlo, según contó a la cadena televisiva británica BBC, pues sentía que tenía que apartar esa canción para siempre.
Otro papel memorable fue su interpretación como María, en la regrabación del clásico West Side Story, que ganó el Premio Grammy en 1984, dirigida por Leonard Bernstein.
En su carrera, Te Kanawa se ha presentado en innumerables óperas y teatros de ópera, como la Ópera Lírica de Chicago, la Ópera de París, la Ópera de Sídney, la Ópera Estatal de Viena, La Scala, la Ópera de San Francisco, en Múnich y Colonia. En las últimas etapas de su carrera, Te Kanawa actuó en la Copa del Mundo de Rugby de 1991 y en los Juegos de la Commonwealth de 2006 en Australia.
El éxito de Te Kanawa como soprano es reconocido con muchos elogios y honores, incluyéndola como Oficial de la Orden del Imperio Británico, Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico, Orden de Nueva Zelanda y Compañero Honorario de la Orden de Australia.
Como reflejo de su éxito internacional, Kiri recibió un Grammy en 1983 a la Mejor Grabación de Ópera por Le Nozze Di Fígaro de Mozart y el Lifetime Achievement Award en los 2010 Classical BRIT Awards. Te Kanawa es también conocida por el Premio Kiri, un concurso de canto de ópera de la BBC en el que impartía una clase magistral a cinco finalistas.
También fundó la Fundación Kiri Te Kanawa para cantantes y músicos jóvenes talentosos de Nueva Zelanda con apoyo destinado a ayudarlos a realizar sus sueños.
Su retirada de los escenarios, un merecido descanso
Kiri Te Kanawa anunció su retirada de los escenarios y comunicó que no volverá a cantar en público, luego de cumplir 73 años, indicando que deseaba ceder espacio a voces nuevas, más frescas.
Te Kanawa comentó al anunciar su retiro que había disfrutado de una carrera maravillosa y que lo más difícil al preparar su retirada, fue decir adiós en su propia cabeza, un proceso que le tomó cinco años.
Su última actuación tuvo lugar en octubre de 2016 en la ciudad australiana de Ballarat, cerca de Melbourne, aunque nadie supo entonces que pondría el punto final a una carrera de varias décadas.
