Por: Redacción
Desde Holanda para el mundo, Elly Ameling ha dejado su huella centrándose en el repertorio de conciertos y recitales.
La soprano holandesa Elly Ameling comenzó a estudiar música en Rotterdam con renombrados maestros de Holanda y Francia, como Pierre Bernac, con quien se instruyó en literatura francesa.
Elly es una de esas cantantes con un talento tan extraordinario que empezó a manifestarse desde sus inicios, cuando ganó varios concursos como los de Hertogenbosch (1956) y Ginebra (1958), a los que siguieron recitales debut en su natal Amsterdam (1961), Londres (1966) y Nueva York (1968); hitos que marcaron el auge de una exitosa carrera que le llevó a exponer su talento alrededor del mundo.
Sin embargo, Ameling nunca se sintió ni quiso ser considerada como una estrella de la ópera y la evitó casi por completo en toda su carrera como intérprete, mientras se enfocaba en canciones artísticas y en el repertorio de conciertos y recitales.
Elly Ameling: intérprete de los grandes compositores
Elly fue una intérprete que se dedicó a interpretar las composiciones de grandes maestros como Bach y Mozart, sin embargo, no fueron los únicos que consideró dentro de su repertorio y se le conoció por estar relacionada con la música de Schubert, Schumann, Brahms y Hugo Wolf.
Políglota versada, le permitió hacerse de un repertorio de canciones en alemán, francés, holandés, italiano, español y japonés, siendo el público japonés el que curiosamente le brindó un reconocimiento sin igual, admirándola vehemente.
Su excepcional sentimiento por la melodía francesa se mostró en la interpretación de canciones de Debussy, Fauré, Poulenc y Ravel. Al mismo tiempo que sus interpretaciones de obras como los oratorios de Haydn y Mendelssohn y la Cuarta Sinfonía de Mahler, con muy admiradas.
Algunos de sus conciertos incluyeron actuaciones como las Siete Canciones Tempranas (Sieben frühe Lieder) y las Cinco canciones orquestales (Altenberg Lieder) de Alban Berg; así como Las Noches de Verano (Les nuits d'été) de Berlioz y Shéhérazade, de Ravel.
Siempre interesada en la nueva música, cantó en el estreno de Mystère de la Nativité de Frank Martin en 1959 y tuvo el honor de cantar también durante la boda de la princesa Cristina de los Países Bajos en 1975, así como durante la ceremonia de coronación real de la princesa Beatriz de los Países Bajos, en 1980.
Otros aspectos destacados de su carrera incluyen una grabación de las canciones completas del compositor barroco holandés Constantijn Huygens con el barítono Man van Egmond, recitales de canciones de Joaquín Rodrigo y Xavier Montsalvage y las interpretaciones de Frank Martin, Samuel Barber y Benjamin Britten.
La voz de Elly Ameling es una soprano ligera de gran pureza, con un maravilloso dominio de todo el rango dinámico y una amplia variedad de colores expresivos. Se movía muy poco en el escenario, por lo que incluso el más mínimo gesto de la mano tenía un gran significado. Ameling, que ha sido una de las favoritas del público durante más de 30 años, se retiró del escenario de recitales a mediados de los 90, luego de una serie de recitales de despedida en sus ciudades favoritas. Sin embargo, continúa compartiendo su amor por la canción dando clases magistrales para jóvenes cantantes.
Ameling, una voz ligera con poca incursión en la ópera
La cantante hizo solo una ópera en su carrera, Idomeneo; en la que cantó Ilia y los disfrutó muchísimo, sin embargo, nunca dedicó tiempo a este género porque afirmaba que no tenía tiempo para invertir en las practicas y estudios en grupo que la realización de una ópera involucra.
Su tiempo lo dedicó a concentrarse en lo que mejor hizo, no solo porque tenía el talento para hacerlo sino porque había pocas personas que estaban enfocadas en invertir su tiempo en el arte del lied y de la melodía francesa.
La experiencia de Ameling con Schubert
Schubert escribió grandes sinfonías como la sinfonía de Do mayor, pero cuando se metió en el arte vocal, parecía haber sentido esa intimidad y la voz interior del corazón, que le permitió aportar a sus canciones esa emoción que trae esa lágrima a los ojos cuando escuchamos alguna melodía melancólica del compositor.
No pudo hacer eso en su ópera porque, en primer lugar, no tuvo tanta suerte con sus libretos, pues trataban de alguna circunstancia bastante superficial, que no podía hacer que esa cuerda vibrara en su corazón, lo que le haría decir una cosa hermosa del corazón desde los sentimientos internos.
La interacción de Ameling con el Jazz
A Ameling le encantaba el Jazz y cualquier tipo de buena música de Jazz antigua, pues siente que le permite disfrutar de cada nota y cada sonido, tiene cultura, vida y levanta el espíritu; algo que va en contra de lo que algunos consideran una expresión artística como el rock, al que realmente la cantante no consideró arte, pues no eleva ninguno de los sentidos del ser humano.
Al contrario, su opinión es que los contrae y aplasta con esos ritmos exacerbados de batería, guitarras estruendosas y zumbidos que aturden.
El jazz por otro lado, con estas bandas con trompetas, creando música como la de Harry James, vibran y resuenan, experiencia que ha tenido muchas veces como cuando asistió al Carnegie Hall, a una presentación en la que Sarah Vaughn cantó con la banda Count Basie.
Para Elly Ameling, el jazz está más a tono que el rock
Cuando le tocó grabar un disco con canciones de Gershwin, Cole Porter y Vernon Duke, lo hizo de manera muy íntima; como ella considera al Jazz, pero entiende que no tiene que ser siempre así, porque puede haber algunas canciones que pueden ser interpretadas de formas menos íntimas, con una gran orquesta que ayuda a levantar el ánimo y el cuerpo, lo que incluso motiva a bailar.
Elly Ameling es sin duda, una cantante que, sin querer hacerlo, se encargó de dejar una huella a seguir por quienes estudian música, arte y los grandes intérpretes de la historia musical moderna.
