Por: Isabel Villagar, profesora de canto
Comento hoy una interesante publicación en Libros Cúpula del psicólogo Rafa Guerrero con mucha aplicación en el campo educativo
“El cerebro infantil y adolescente” es muy recomendable para todos los estudiantes de pedagogía, docentes y padres y madres interesados en ayudar a construir y desarrollar de una manera consistente y saludable los cerebros de nuestros niños y nuestros adolescentes.
Un repaso por las claves y secretos de la neuroeducación
Una primera parte habla sobre los conceptos básicos del sistema nervioso. Resaltar lo bien estructurado que está el libro y cómo aborda de una manera clara, directa y rigurosa las cuestiones sobre cómo está constituido el cerebro, sus diferentes partes, cómo se desarrollan estas partes del cerebro, cómo se interconectan y qué funciones tienen en el desarrollo de las diferentes habilidades y funciones humanas.
Entender que el cerebro se desarrolla de manera progresiva, como comenta el autor “de abajo hacia arriba y de detrás hacia adelante”, nos permite entender por qué los niños y adolescentes van desarrollando determinadas habilidades de manera paulatina conforme van madurando y que necesitan de la ayuda de sus adultos de referencia: padres, madres, maestros y maestras, etcétera…
Una segunda parte habla del funcionamiento del cerebro, de las neuronas, las sinapsis y los neurotransmisores, fundamental para entender cómo se van produciendo los aprendizajes, cómo se estabilizan y cómo se automatizan.
En una tercera parte aborda el eterno dilema entre genética y ambiente de manera que podemos comprender que hay una especie de “hardware” cerebral, es decir, algo con lo que venimos “de serie” (como humanos, es decir, como especie, y como individuos diferenciados también) y una especie de “software” cerebral, es decir, unas capacidades que necesitan del ambiente para poder desarrollarse Ambos factores son complementarios.
En la cuarte parte hace un repaso del desarrollo del cerebro en el ciclo vital: de los niños, de los adolescentes, el cerebro adulto, el longevo y también repasa las diferencias entre el cerebro masculino y femenino como cerebros complementarios pero con diferencias evolutivas entre niñas y niños.
Aplicando conocimientos sobre el cerebro a la educación
Una vez realizado este repaso aborda en la quinta parte cómo entender el cerebro para poderlo aplicar a la educación y me parece especialmente didáctico el modelo pedagógico “de los cuatro cerebros”: rojo para los instintos y la supervivencia, verde para las emociones, azul para los pensamientos y amarillos para las funciones ejecutivas. Evidentemente hablar de colores es una manera de diferenciar las partes del cerebros y sus funciones y relaciones, no hay tal color en el cerebro, sino que se trata de su símil con intención didáctica y que resulta bastante asimilable para todos aquellos que no están familiarizados con toda la terminología específica de la estructura del cerebro.
La sexta parte habla del cerebro y los procesos psicológicos, hecho esencial para que los aprendizajes se produzcan y se centra en la concentración, en la inhibición de impulsos, en los tipos de aprendizaje, en los tipos de memoria, en la gestión emocional, en la empatía y la “teoría de la mente” (de la que luego hablaré), la percepción, el cerebro lingüístico y matemático y la resiliencia.
Finalmente da diez consejos para gozar de un cerebro sano, todos ellos muy importantes, así como Marian Rojas Estapé dedica un epílogo a hablar de los efectos nocivos del exceso de cortisol en el cerebro.
El cerebro infantil y adolescente aplicado a la educación, el canto y la música
Algunas de las cuestiones que me han llamado la atención como profesora de canto y que debemos de tener en cuenta son:
- Dónde codificamos la información auditiva. Estos lugares son los lóbulos temporales que se encuentran a la altura de nuestras orejas.
- Sobre las neuronas espejo. Se activan cuando realizamos una acción pero también cuando vemos a otra persona llevar a cabo una determinada conducta. Especialmente importante es ofrecer buenos ejemplos en los niños y los adolescentes a la hora de cantar. Activaremos sus neuronas espejo y los aprendizajes se producirán con mayor facilidad, sobre todo en los que menos experiencia tienen.
- Cómo se organizan las neuronas, o las redes neuronales. De hecho, el autor habla de red neuronal o “asamblea neuronal”. Entender que un grupo neuronal conecta con otro grupo neuronal es fundamental para comprender que cuando cantamos no se activa una sola parte del cerebro sino un conjunto de redes interconectadas con mayor o menor fuerza; la red que activa el canto no está ubicada en un único lugar del cerebro sino que tenemos que construir las “autopistas neuronales” que activen las diferentes redes en diferentes ubicaciones.
- Los niños nacen con un cerebro inmaduro que debemos “ayudar” a construir y se necesita cuidado, atención, cariño y paciencia para ello. Debemos ofrecer entornos seguros de aprendizaje y experimentación para que sus habilidades musicales y vocales se desarrollen de manera estable y consistente. Todos los niños y niñas pueden aprender a cantar igual que todos pueden aprender a hablar. Desterremos las creencias de que cantar es un don, aprender a cantar es un proceso que debe ser guiado y sostenido en le tiempo porque como se menciona en el libro una de las máximas del cerebro es “úsalo o piérdelo” las conexiones neuronales que no se usan se debilitan y se pierden, por eso el aprendizaje de la música y el canto debe ser sostenido en el tiempo.
- Existen ventanas de aprendizaje, en el caso de la música es recomendable iniciar el aprendizaje vocal y musical en la infancia.
- Los adolescentes tienen un mayor interés y sienten una mayor atracción por las recompensas y los premios respecto a los adultos, de manera que, si aprendemos a retar vocalmente a nuestros jóvenes, estaremos facilitando su desarrollo vocal y personal. Los adolescentes tienen una especial apertura a lo nuevo y esta curiosidad debe ser atendida, respetada y fomentada en las clases de canto.
Me parece fundamental entender las funciones básicas de nuestro neocórtex (el llamado por el autor, “cerebro azul”) en cuanto a la percepción (análisis y procesamiento de la información, memoria (almacenamiento de la información) y pensamiento (inconsciente y automático). A la hora de cantar trabajar los sistemas perceptivos, es decir, cómo escuchamos, dónde percibimos nuestra voz, qué sensaciones tenemos en nuestro cuerpo cuando cantamos, es fundamental para registrar o memorizar esa información y poder llegar a automatizar el proceso. Si no llegamos a automatizar los procesos físicos: respiración, emisión, resonancia y articulación, no conseguiremos cantar de manera fluida y eficiente.
Me ha resultado esencial la diferenciación entre atención y concentración así como la explicación de los tipos de concentración (selectiva, focalizada, sostenida, dividida, alternante y excluyente) porque, como docentes, tenemos que captar la atención de nuestros alumnos pero tenemos que fomentar la concentración a la hora de que aprendan una determinada habilidad. En una clase de canto se dirige la concentración del alumno haciendo consciente de sus sensaciones y percepciones para poder registrarlas, memorizarlas y replicarlas.
Al hilo de lo anterior, los condicionantes para que se produzca un aprendizaje consistente en el tiempo son la curiosidad, esa emoción que nos permite mantener el interés en cualquier aprendizaje, o “llave de entrada” al mismo. Para que el aprendizaje se produzca necesitamos de la percepción, es decir, la información que llega a nuestros sentidos, la motivación, la concentración y la memoria. Ser capaces de recrear las cuatro fases es fomentar los aprendizajes consistentes y duraderos.
Las emociones y la educación
Cantar no es sólo emitir sonidos procedentes de nuestra laringe sino que también tiene un alto componente emocional. El mero hecho de cantar produce sensaciones de bienestar pero como cantantes tenemos que ir “más allá”, es decir, tenemos que desarrollar nuestro sistema de procesamiento de las emociones que sentimos. Todos sentimos, pero no todos sabemos cómo canalizar las emociones y para un cantante que exprese las emociones de las canciones es fundamental trabajar este aspecto. En la clase de canto se debe dedicar un tiempo para explicar y guiar este proceso.
Me ha parecido muy bien explicada la diferencia entre emociones innatas y aprendidas y sobre todo la neurobiología de las emociones porque todos tenemos seis emociones innatas, básicas y universales: rabia, miedo, alegría, tristeza, asco y sorpresa, pero necesitamos del entorno para aprender a entenderlas y a procesarlas. Rafa Guerrero ofrece estrategias para desarrollar esa regulación emocional.
La empatía es la capacidad que tenemos de comprender y conectar con los estados emocionales de los demás y no se puede desarrollar si no somos capaces de comprender qué es lo que siente otra persona. La “teoría de la mente” es como el autor llama a la capacidad que tenemos para atribuir a las demás personas una mente con unas creencias, deseos, pensamientos e intenciones, que pueden ser diferentes a los nuestros. Podemos saber si un niño ha desarrollado la teoría de la mente si vemos que sabe mentir, ocultar o manipular.
En resumen, El cerebro infantil y adolescente es un libro muy claro, muy necesario por su óptica global y que aporta una estructura coherente para la comprensión de los procesos de aprendizaje en diferentes áreas, entre ellas el canto y la música.
