Por: Redacción
Dando continuidad a la primera entrega que compartimos sobre las mejores bandas sonoras de los años 70 y 80, en esta ocasión, les vamos a compartir cuáles fueron las mejores bandas sonoras en los años 90.
A continuación, nuestra selección:
Las 10 mejores bandas sonoras de los años 90.
Película: Las vírgenes suicidas - Compositor: Air (1999)
Sofía Coppola, hija del prodigioso director de El Padrino fue quien tuvo a cargo la decisión de encargar al grupo musical francés Air, el trabajo de componer la música para esta película.
En un ejemplo claro, que representa la influencia de las nuevas generaciones de directores y productores, la hija de Francis Ford Coppola, lo tuvo claro desde el principio, tenía que ser una música donde era primordial que reinara la sensibilidad, tristeza, melancolía, candidez y lo tétrico de la historia.
Es una historia donde la música y las secuencias hacen juego, hasta el punto de no saber si fue primero la banda sonora o el film.
Película: Corre, Lola, Corre - Compositor: Tom Tykwer (1999)
Esta película es una que incluye una banda sonora que contó con la coautoría de la protagonista Franka Potente y fue sin duda alguna, una película muy peculiar.
Al verla, si se logra entender el mensaje que el “one man show” Tom Tykwer quería transmitir, pueden suceder dos cosas: o dejas de verla a los 10 minutos de transmisión, o la ves hasta el final, de alguna forma te gusta, y estás dispuesto a volver a verla.
La película te induce a la introspección, y si nos detenemos a pensar por un segundo, trata sobre el tiempo, sobre decisiones y sobre la necesidad de moverse para no ser arrastrado por las circunstancias.
Y es aquí donde aparecía una banda sonora, obra del propio director, Tom Tykwer, junto con Johnny Klimek y Reinhold Heil, con una música rítmica y repetitiva, pensada para mantener al corazón bombeando adrenalina escena tras escena.
El techno fue un género musical perfecto para acompañar el ritmo del film, ya que, como música de baile, genera una respuesta física con una alta carga cinética.
La película gestionó la intensidad de los temas para adaptarlos a las carreras de Lola. Por otra parte, es un estilo que no sigue la tradición tonal de la música popular, ni tampoco patrones de estrofa, puente y estribillo.
Se mantiene constante en su leit motiv y se repite sin permanecer estática. Esto se podría relacionarse de manera directa con la reflexión sobre el tiempo que plantea el director, donde una estructura circular sucede una y otra vez, como los latidos y las respiraciones de la protagonista: constante y, a su vez, cambiante.
Película: La Princesa Mononoke - Compositor: Joe Hisaishi (1997)
Un tema envuelto entre notas tristes y esperanzadoras a la vez son un reflejo de los sentimientos que envuelven al protagonista de esta película, ecléctica e hipnotizante.
El tema de la película “The Legend of Ashitaka Theme” refleja parte de la partitura de Hisaishi y se puede separar en bloques.
El primero, dominado por los pasajes de acción, con “The Demon God”.
Un segundo bloque sería el formado por las piezas intimistas del relato, las más afortunadas de la partitura. Es el caso de “The Land of the Impure” un bello arreglo del tema central en el que se describe la partida de Ashitaka de su pueblo.
Película: Jurassic Park - Compositor: John Williams (1993)
Williams empezó a escribir las partituras a finales de febrero de 1993, pero un accidente le incapacitó para seguir y lo mantuvo alejado de la orquesta durante un tiempo. El legendario pianista Artie Kane tomó la batuta mientras que la espalda del maestro se recuperaba.
Otro nombre fundamental es Gary Rydstrom, responsable del diseño de sonido, quien se encontraba trabajando en los rugidos de los dinosaurios en otra sección del rancho.
Williams no paraba de visitarlo para encontrar inspiración: era como si pudiese escuchar esos ruidos primordiales y transformarlos en música. El rigor del maestro se puede comprobar en el uso de sintetizadores a lo largo de toda esta película.
En otras escenas de la película, como el ataque de los Velociraptors en la cocina, Williams sostiene una palpable sensación de amenaza con sólo cuatro notas, replicada desde otra de sus producciones magistrales.
Película: La lista de Schindler - Compositor: John Williams (1993)
Entre Williams y Spielberg, siempre existió una relación de productor-colaborador, desde la década de los años 70, pero fue una relación de amistad en igual manera y mientras más cercano estás a alguien, como amigo, más entiendes su forma de ser, de pensar, entiendes su esencia y espíritu en cada proyecto que emprenda.
Y eso fue lo que de forma sencilla hizo fluir este proyecto de forma tan personal para el director.
Las partituras creadas por Williams están consideradas como unas de las más grandes obras maestras de la historia de la música para el cine. Con unos muy sencillos timbres, Williams logra transmitir al público el horror y el miedo de las víctimas y, por otro lado, la crueldad y las ansias de poder de los opresores.
El tema principal de la película ofrece un absoluto protagonismo al violín, un instrumento que de por sí, tiene la capacidad de crear esos sentimientos encontrados y de generar en el espectador la sensación de un desgarro en el alma.
Se trata de una banda sonora tan maravillosa como inquietante, y que viajó muy bien acompañada de las escenas que Spielberg se empeñó en proyectar, aun con todo el peso de la crítica contra él, por grabar en blanco y negro.
Película: Titanic (compuesta por James Horner, 1997)
James Horner fue un reconocido compositor de bandas sonoras y director de orquesta estadounidense.
Muy prolífico, entre las más de cien partituras que creó se pueden destacar la banda sonora de Braveheart (1995), Aliens, el regreso (1986) y Apolo 13 (1995).
La canción se convirtió en el mayor éxito de la carrera de la cantante canadiense Celine Dion y uno de los sencillos más vendidos de todos los tiempos, pese a que ella no estuvo convencida de interpretarla en un primer momento, y tuvo que ser animada por su manager y marido René Angeli.
Al final, Dion demostró una capacidad vocal insuperable, además de unos niveles altísimos de emotividad muy propios de la historia contada.
Película: Refugio para el amor (compuesta por Ryuichi Sakamoto, 1990)
Titulada en español como El cielo protector (The Sheltering Sky, 1990), Bertolucci y Sakamoto ya habían trabajado en la producción musical de “El último Emperador”, pero en este proyecto fue incapaz de darle alguna instrucción precisa sobre qué música quería.
Juntos pasaron dos semanas escuchando montones de discos de diferentes tipos de música y, al final, Sakamoto lo convenció de incluir en la banda sonora el Réquiem de Verdi, pero luego lo descartaron y el japonés se puso a componer una partitura desde cero, a la que se agregaron varias canciones y temas árabes, cantos tunecinos, música tradicional de Burundi, la popular Lili Marlene alemana, y hasta el Midnight Sun de Lionel Hampton, Sonny Burke y Johnny Mercer.
Película: Danza con lobos – Compositor John Barry (1991)
John Barry compuso uno de sus mejores trabajos y más relevantes de su carrera, con su estilo pausado y profundo, en el que el autor nos permite disfrutar de una música llena de sentimiento y belleza que sintoniza con el espíritu que el director del film; Kevin Costner pretendía transmitir.
Danza con lobos obtuvo doce nominaciones a los Premios Oscar y ganó siete estatuillas convirtiéndose en la película estilo western más taquillera de la historia del cine.
Película: La bella y la bestia
Al igual que la película, la banda sonora fue un gran éxito de crítica y recibió elogios y obtuvo reconocimientos universales de los críticos de cine y música.
La música que aparece en el álbum ganó varios premios, incluido el Globo de Oro a la mejor banda sonora original, el Premio de la Academia a la mejor banda sonora original y el Premio Grammy a la mejor composición instrumental escrita para una película o para televisión.
Su canción principal y único sencillo, "La bella y la bestia", logró un éxito similar, ganando el Globo de Oro a la Mejor Canción Original, el Premio de la Academia a la Mejor Canción Original y los Premios Grammy por ambos.
Mejor Canción Escrita para Medios Visuales y Mejor Interpretación Pop de Dúo o Grupo con Voz. La banda sonora también fue nominada a un premio Grammy por Álbum del año.
El letrista Howard Ashman y el compositor Alan Menken tenían la intención de que las canciones de La bella y la bestia sirvieran como dispositivos de la trama y ayudaran a contar su historia. Según Menken, las canciones de la película surgieron del hecho de que la película fue escrita para "casi ... existir como un musical escénico".
Estilísticamente, Ashman y Menken obtuvieron influencias creativas de varios estilos y géneros musicales, incluida la música francesa, clásica y de Broadway, usándolos como referencia e inspiración al componer las canciones de la película.
Menken también reveló que las canciones y la partitura de la película tienden a transmitir una amplia variedad de emociones, que van desde la conmoción hasta el humor y la alegría.
BraveHeart
Braveheart es una gran película, con múltiples elogios y que obtuvo diez nominaciones al Oscar, ganando cinco por Mejor Película, Mejor Director, Mejor Fotografía, Mejor Maquillaje y Mejor Edición de Efectos de Sonido.
Gibson había disfrutado de su colaboración con James Horner para su primer largometraje; ‘El hombre sin rostro’ (1993), por lo que fue la elección natural para la banda sonora.
Braveheart tiene una de las bandas sonoras de películas más aclamadas de James Horner, y sin duda alguna una de las más bellas que pueden existir en esta categoría musical. Nominada para un premio de la Academia, un BAFTA y un Globo de Oro, las 18 piezas instrumentales, interpretadas por la Orquesta Sinfónica de Londres.
En una entrevista con el Hollywood Reporter, Horner relata los desafíos que enfrentó al componer la partitura:
“Mel Gibson tenía una idea de lo que quería, pero no de cómo llegar allí. Ambos queríamos música medieval, pero la música medieval real es imposible de escuchar durante más de 10 minutos. Entonces ¿Cómo lo hicimos? Mi trabajo consistió en hacer de forma artística una partitura del siglo XII, pero que fuera accesible para el público general. Decidimos hacer ciertas cosas tan primitivas como pudimos”
La película debía tener alcance y escala, así que se combinaron flautas primitivas sudamericanas (quena) con instrumentos celtas (que están fuera de tiempo) con instrumentos modernos.
Además, se usaron gaitas pequeñas, y luego se digitalizaron algunos sonidos, usando sintetizadores como una herramienta para obtener la mezcla correcta.
Horner entendió que esta película ofrecía el viaje personal de un patriota escocés y que su música tendría que hablar sobre la intersección de emociones poderosas como el amor, heroísmo, traición, sufrimiento y para su paisaje sonoro, la música se inspiró en las canciones populares celtas tradicionales.
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