Por: Redacción
Hoy nos centramos en el alma melómana de Manuel Alejandro
Escribir sobre este inigualable compositor y arreglista español, nacido en Jerez, en los años 30 del siglo XX es todo un honor, sobre todo cuando la intención es resaltar lo que le motivaba para escribir canciones tan bellas y llenas de sentimiento.
A través de este artículo conoceremos mejor la parte humana de este talentoso compositor y quienes fueron algunos de los afortunados intérpretes.
El amor, elemento que desató un gran talento musical
Un giro del destino le llevó por caminos inusitados, pues su primera intención era convertirse en un gran pianista, pero no pudo hacerlo de la forma que él quería, debido a un accidente que tuvo que le limitó de tener total ejercicio sobre su brazo derecho.
Esto lo motivó a escribir poemas y canciones en tiempos de escuela, y en esa época cuando todos empezamos a descubrir el amor y conocemos a alguien que pensamos es la persona ideal, el escribió su primer intento de canción titulada “Conchita”.
Por aquel entonces Alejandro solo contaba con 15 años y tendría mucho que aprender antes de componer canciones más profundas y llenas de experiencias reflejadas en letras capaces de abrir las puertas del corazón.
Y en efecto así sucedió en 1959, cuando logró grabar su primera canción titulada “Alguna Vez”, aunque no fue muy exitosa en el ámbito comercial.
La clave que inspiró a Manuel Alejandro a seguir adelante
Según sus propias palabras, buscar inspiración sobre temas que pudieran calar en el corazón de las personas fue su principal reto, pues a pesar de que siempre ha trabajado de forma disciplinada, contar con la suficiente inspiración son otros quinientos pesos.
Los compositores o cantantes anhelan ser exitosos, y a pesar de que muchos matarían por conocer la fórmula del éxito Manuel Alejandro él mismo confesó hace un par de años, desconocer por completo cuál fue el factor clave que le llevó a ser lo que es hoy.
Y es que este trabajo tiene muchas aristas, no solo va del compositor o arreglista, sino que es una combinación de tener al cantante justo en el momento adecuado para una canción, sobre todo cuando se escribe al azar, sin pensar en algún cantante específico.
Ahora bien, empezar a escribir para diversos cantantes fue algo que le vino bien a este compositor jerezano, pues cuando entiendes la personalidad de la persona para quien escribes, su esencia o tipo de audiencia, todo fluye más fácil.
Algunas canciones resuenan maravillosas en la mente de compositor, pero si el intérprete no logra transmitir el sentimiento, la canción no prospera. Sin embargo, hay canciones “normales” a las que el intérprete les imprime sentimiento con su voz y presencia escénica y las vuelve éxitos mundiales.
Solo basta una canción bonita, compuesta para un intérprete con talento, carisma y personalidad envolvente para llevarlo al estrellato. La relación tradicional entre las letras y música, versus voz y personalidad del intérprete debe ser por lo general 50/50.
Otro escalón de su carrera: de compositor a intérprete
Su carrera inició como compositor y gran parte de su vida estuvo dedicada escribiendo para intérpretes españoles y de diversos países de Latinoamérica, sobre todo México, donde cantantes como José José y Emmanuel llevaron sus canciones a otro nivel.
Sin embargo, en los últimos años de su carrera, Manuel Alejandro se dedicó a probar lo que se siente siendo intérprete, quizás no de canciones, sino casi de relatar verso lo que de formar inicial debían ser canciones.
Muchos han sido los que han tenido el privilegio de ver al maestro interpretando en prosa sus composiciones, acompañadas del piano, como una sonata de piano y voz en un monólogo donde algunas de sus composiciones son relatadas a modo storytelling.
Este ejercicio no solo fue exitoso en España, sino que le obligó a comprometerse con una gira en los principales países de América Latina.
La formación musical de Manuel Alejandro
Continuando con el tema inspiración, este talentoso compositor jerezano vio a su padre como una fuente de inspiración para dedicarse a tocar piano primero y luego a componer y arreglar canciones.
A pesar de sus limitaciones, logró formarse en lugares como el Conservatorio de Sevilla, hasta el primer curso de composición y el virtuosismo de piano que los realizó en el de Madrid.
Un accidente le motivó a buscar información de cómo superarlo y la encontró en el Concierto para la mano izquierda de Ravel, un concierto que había escrito Ravel para el gran pianista Wittgenstein que perdió su brazo derecho en la Gran Guerra.
De ahí, nada lo detuvo y empezó a relacionarse de forma activa con los jóvenes músicos y literatos de su natal Jerez, con quienes fundó un club de arte llamado Ánfora.
El Festival de San Remo y el surgimiento de oportunidades
La oportunidad llegó a Manuel Alejandro como consecuencia indirecta del auge del Festival de San Remo en Italia, lo que provocó que en España se realizara la primera versión del Festival de la Canción de Benidorm.
Ahí, se presentó con la canción “Alguna vez”, una canción sobre una idea de un querido amigo, Manolo Vegas, quien había dedicado un poema a Natalia Figueroa (hija de Agustín Figueroa) quien para aquella época se había convertido en el amor platónico de Manolo.
A pesar de haber alcanzado la cuarta posición en aquel Festival, no le sirvió de mucho, pues su proyección a posteriori se fue apagando. Así empezó a entender cómo funcionaba el ámbito comercial musical, y supo que necesitaba una disquera que le respaldara y promocionara su talento en los medios.
Caminando de la mano con muchos intérpretes
Uno de los primeros intérpretes con el que empezó a relacionarse fue con el gran Raphael, por mera casualidad, pues ambos tenían en común visitar la misma editorial musical, Alejandro porque quería que sus canciones fueran interpretadas y Raphael porque tenía relación con el director de aquella editora.
Alejandro comprendió muy bien la naturaleza y cultura musical de este andaluz y una vez le conoció, todo cambió. Empezaron a trabajar teniendo que superar muchos obstáculos, pero la perseverancia hizo posible que hoy podamos tengamos el privilegio de escuchar sus grandes composiciones.
Marisol fue otra intérprete con quien Alejandro tuvo la oportunidad de compartir su talento, cuando compuso para ella su álbum Háblame del mar, marinero.
Su madurez interpretativa lo dejó sorprendido porque a pesar de su juventud, logró imprimir todo lo que el compositor se imaginó en la mente cuando compuso canciones para ella.
Con Jeannette la historia fue diferente, cuando al inicio le compuso “Soy Rebelde”, la canción encajó a la perfección con la delicada y tímida personalidad de la intérprete. Fue entonces cuando el maestro decidió trabajar de lleno en el álbum Corazón de Poeta, hecho a la medida de la cantante.
De este álbum se desprendieron canciones como “El muchacho de los ojos tristes”, “Frente a frente”, “Comiénzame a vivir” y la homónima “Corazón de Poeta”, logrando obtener primeros lugares en los principales países de habla hispana.
Julio Iglesias obligó a subir el nivel profesional de Manuel Alejandro, pues además de ser intérprete, compuso muchos de sus temas y esto no encajaba muy bien desde el punto de vista de Alejandro, pues hasta cierto punto lo veía como su propia competencia.
Sin embargo, con mucha creatividad y hasta cierto punto cediendo un poco para dejar participar más al intérprete, logro escribir para Iglesias el álbum Un Hombre Solo, única producción con la que Julio logró ganar un Premio Grammy.
La pluma de Manuel Alejandro también sirvió de trampolín para divas españolas de la canción como Rocío Jurado e Isabel Pantoja, antes de que decidiera convertirse en un producto de exportación y escribir canciones para grandes de la música en Latinoamérica.
Allá, Manuel Alejandro escribió canciones para grandes intérpretes como José José, Emmanuel y José Luis Rodríguez (El Puma) quien pasó de rockero (con “Pavo Real”) a baladista al interpretar “Voy a perder la cabeza por tu amor”.
José José logró ventas millonarias en América con los álbumes Secretos (1983) y Grandeza Mexicana (1994), mientras Emmanuel se apuntó iguales récords en venta con el álbum Íntimamente, el álbum más vendido de 1981.
Otro que interpretó, aunque en menor escala, las canciones de Manuel Alejandro fue el nicaragüense Hernaldo Zúñiga, a quien solo le compuso seis canciones, pero sin duda supo hacerlo bien pues “Procuro Olvidarte” le catapultó a la fama internacional.
El legado de Manuel Alejandro
Este talentoso compositor jerezano ha sido sin duda alguna, uno de los más prolíficos en el ámbito musical español, que le ha valido innumerables reconocimientos durante toda su trayectoria artística.
En Jerez de la Frontera hay una calle que lleva su nombre y además fue reconocido como Hijo Predilecto (2020).
A nivel internacional sobresale el Premio de Honor en los Premios de la Música (2008) y haber recibido un Grammy Latino como reconocimiento a su carrera en el año 2011.
En 2013 fue incluido en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos y además recibió el premio La Musa.
En 2014, el Consejo de Ministros le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, y en 2021 recibió la Bandera de Andalucía, que le concedió la Delegación de la Junta de Andalucía en Cádiz.
Si bien hoy los tiempos han cambiado y las preferencias de las nuevas generaciones parecieran haber cambiado, cuando piensan que el romanticismo es un género en extinción y la balada un ritmo que ya no se perfila con proyecciones comerciales amplias, aún hay algunos quienes se encargan de hacer covers de canciones de Manuel Alejandro.
Tal como el mismo comentó en algún momento “ya los intérpretes no piden que les escriba canciones y quizás así sea mejor”, de seguro será imposible volver a encontrar un compositor con una mente tan prolífica y una creatividad musical tan única, capaz de haber escrito más de 300 canciones para muchos artistas en diferentes décadas.
Las canciones de Manuel Alejandro permanecerán como fiel prueba de que el amor, el romanticismo y escuchar letras que fácilmente podrías convertirse en poemas, vivirán por siempre en baladas que llegan al corazón y permanecerán ahí para toda la vida.
