Por: Isabel Villagar, profesora online de canto
Hoy comento La banda sonora de nuestra vida", un libro para los amantes de la música moderna española muy digerible.
Con 208 páginas, en formato de tapa blanda y estilo accesible, está pensado para lectoras y lectores con ganas de pasar un rato agradable más que para especialistas.
“La banda sonora de nuestra vida”, libro del DJ de radio de Los 40, Dani Moreno, a.k.a. "el gallo" publicado por Grijalbo en Penguin Libros, es de esos títulos que uno abre “para echar un vistazo” y acaba leyendo del tirón sin darse cuenta. Tiene algo muy humano, muy cercano, que lo convierte más en una conversación entre amigos que en un ensayo musical: la voz del autor fluye como si estuvieras sentado con él recordando canciones que marcaron etapas, primeras veces, veranos, rupturas, fiestas y silencios. Y ahí está, precisamente, su encanto.
El planteamiento es sencillo pero tremendamente eficaz: elegir cuarenta canciones que forman parte del imaginario musical español y contar las historias que las acompañan. No son exactamente “las mejores” —ni pretende serlo—, sino aquellas que han tejido, con mayor o menor sutileza, la memoria sentimental de varias generaciones. A través de anécdotas, datos curiosos y un montón de pequeñas revelaciones,
Moreno consigue sacar brillo a temas que casi todos tenemos incrustados en la cabeza desde hace años. Y lo hace sin intelectualizar la música ni ponerse trascendente: habla desde la emoción, desde el recuerdo, desde ese lugar donde una canción se convierte en parte de tu vida sin que tú lo decidas. La lectura se hace extraordinariamente ligera. No porque el contenido sea simple, sino porque la narración fluye con naturalidad y un humor amable que desarma, incluso a veces incluye pequeños "cebos" o avances de pequeñas anécdotas que te hacen leer hasta el final del capítulo para saciar la curiosidad.
El libro está escrito con el ritmo de quien lleva años dedicándose a comunicar música: Moreno tiene, como avancé, la facilidad del locutor que sabe cuándo acelerar, cuándo emocionar y cuándo dejar respirar la historia para que la canción —que siempre está ahí, latente— termine de completarla. El formato acompaña: capítulos breves, directos, que pueden leerse en cualquier orden, lo que permite saltar de una década a otra como quien cambia de emisora buscando emociones diferentes. Mezcla lo mejor de tres mundos: la música (las canciones), su contexto social/personal y mini-reportajes detrás de cada tema. Con muchos datos curiosos —cosas que probablemente no sabías—, lo que da un aire “documental personal” bastante atractivo.
Uno de los aciertos más bonitos del libro es la experiencia paralela que propone. Gracias a los códigos QR, el lector puede escuchar cada canción —en forma muchas veces de versiones y covers recomendados por el autor— mientras avanza por las páginas. Esa mezcla de lectura y escucha convierte el libro en algo vivo, un pequeño ritual que te devuelve a épocas concretas sin esfuerzo: es imposible escanear un QR, dejar sonar la canción y no recordar dónde estabas la última vez que la escuchaste.
Dani Moreno es consciente de que toda selección es, necesariamente, injusta. Siempre quedarán fuera canciones que alguien considera imprescindibles. Pero lejos de ser un problema, esa sinceridad le da aún más humanidad al conjunto. No estamos ante un canon oficial ni ante un ranking: estamos frente a un viaje musical personal que, curiosamente, termina convirtiéndose también en el nuestro. Y ahí radica el impacto real del libro.
Mis favoritas personales: Mediterráneo (esa hipotética "Amo el mar", Un beso y una flor, Vivir así (con toda su "melancolía" en su traducción literal "mal en el corazón" o mal in cuore...), A quién le importa (con su rebeldía), Eloíse (aunque sea una versión de una canción extranjera anterior, como la primera, Mi gran noche), Chiquilla, Es por ti (con sus progresiones armónicas de segundas incesantemente), Corazón partío...
En definitiva, “La banda sonora de nuestra vida” no necesita erudición para emocionar. Funciona porque habla de lo que recordamos sin querer, de lo que nos acompaña sin pedir permiso, de esa manera tan íntima en la que la música se mete en los huecos de nuestra historia personal. Es un libro cálido, evocador, casi terapéutico por momentos, perfecto para lectores que aman la música no por lo que explica, sino por lo que despierta.
Si te gusta leer con auriculares puestos y dejar que una canción saque a la superficie cosas que dabas por olvidadas, este libro es, probablemente, tu lugar.

