Pues mira, mi último espectáculo “Cada vez más tontos” me ha llevado 6 meses desde que comencé a escribir el primer chiste hasta su estreno. Una vez tienes el texto lo normal (y racional) es ir a Open Mics a probarlo y así verificar si tus chistes hacen gracia. Sin embargo, para un show como el mío de 90 minutos testear todo el guion conllevaría asistir a muchísimos Open Mics, por lo que siempre hago la locura de estrenar mis monólogos sin testeo previo – sí, sí, confiando únicamente mi intuición–. Y claro, no todos los chistes funcionan noem el día del estreno por lo que en posteriores funciones lo que hago es tachar y poner otros que he ido haciendo durante esa semana hasta que la frecuencia de carcajadas es aceptable para mí.
¿Qué recursos vocales empleas en tus monólogos (entonación, imitación de voces, carcajadas, canciones, etc…)?
Hace unos años solía usar más las imitaciones y cambiar el registro de voz para provocar la carcajada. Ahora busco más la carcajada por el desenlace del chiste. Sobre todo porque ya no veo TV (me aburre) y desconozco qué personajes están de moda como para ponerme a imitarlos.
¿Qué importancia le otorgas al control de los silencios durante el transcurso de la interpretación?
Para mí son una pieza fundamental. Lo utilizo bien para que el público digiera lo que acabo de decir o para crear una expectativa ante lo que voy a decir a continuación. Eso sí, los silencios en un monólogo solo pueden hacerlo aquellos cómicos que jugamos un poco con la interpretación. A Leo Harlem, por ejemplo, jamás lo verás hacer un silencio profundo porque tiene un estilo de continuos disparos a base de hablar muy rápido que le funciona genial.
¿Cómo sabes si estás conectando con el público?
Lo más fácil sería decirte “cuando no paran de reírse” pero creo que hay un nivel aún superior y es cuando solo me oigo a mí. Es decir, cuando no oigo cuchicheos mientras hablo y si hay un momento permanezco en silencio, no se oye una mosca. Ahí es cuando pienso “les tengo en el bote”.
¿Improvisas?
Si te refieres a hablar e interactuar con el público la respuesta es que no. La verdad es que si somos puristas con el formato, los cómicos que hablan con el púbico no hacen un monólogo (no hablan solo ellos). Se trataría más bien de un espectáculo de animación.
¿Cuál es el origen de tu vocación por hacer monólogos?
No lo tengo muy claro. Sí que recuerdo que cuando era un niño y veía junto a mi padre películas mudas de Charlot o Harold Lloyd, él les ponía voces y recuerdo reírme muchísimo. Creo que ahí se aposentó algo para mi vocación.
¿Qué impacto crees que tiene en las personas el buen humor?
De primeras, que olvidan sus problemas. Nadie puede reírse estando preocupado por algo. La carcajada te lleva al mundo de la felicidad y son momentos en los que inconscientemente piensas “¡Qué guay, en estos momentos me siento de puta madre!”. La distancia más corta entre dos personas es la risa y esta no entiende de razas ni religiones.
¿Cómo preparas las actuaciones?
Un vez que tengo una primera versión del guion, me lo voy aprendiendo recitándolo folio a folio. Al hacerlo así, voy modificando el texto para que suene en un tono más coloquial al tiempo que imagino el acting que cada chiste requiere. Nunca ensayo delante de un espejo, los gestos me salen de manera imprevista en el escenario.
¿Qué haces para cuidar tu voz?
En invierno hago por ir siempre con la garganta abrigada y si voy a realizar dos pases seguidos, hago por prepararme en el descanso un brebaje para aguantar. La verdad es que he tenido suerte y son poquísimas las ocasiones en que he tenido la voz jodida.
¿Qué hace a un buen monologuista?
La constancia en tu trabajo y la pasión por disfrutar y hacer reír al público.
¿Dónde pueden nuestros lectores encontrar información actualizada sobre tus próximas actuaciones?
En la web de Atrápalo, por ejemplo. A fecha de hoy estoy cada sábado en el Café Teatro Llantiol los sábados a las 17:00 h y las 19:00 h con tres espectáculos distintos que voy alternando.
De primeras, que olvidan sus problemas. Nadie puede reírse estando preocupado por algo. La carcajada te lleva al mundo de la felicidad y son momentos en los que inconscientemente piensas “¡Qué guay, en estos momentos me siento de puta madre!”. La distancia más corta entre dos personas es la risa y esta no entiende de razas ni religiones.
¿Cómo preparas las actuaciones?
Un vez que tengo una primera versión del guion, me lo voy aprendiendo recitándolo folio a folio. Al hacerlo así, voy modificando el texto para que suene en un tono más coloquial al tiempo que imagino el acting que cada chiste requiere. Nunca ensayo delante de un espejo, los gestos me salen de manera imprevista en el escenario.
¿Qué haces para cuidar tu voz?
En invierno hago por ir siempre con la garganta abrigada y si voy a realizar dos pases seguidos, hago por prepararme en el descanso un brebaje para aguantar. La verdad es que he tenido suerte y son poquísimas las ocasiones en que he tenido la voz jodida.
¿Qué hace a un buen monologuista?
La constancia en tu trabajo y la pasión por disfrutar y hacer reír al público.
¿Dónde pueden nuestros lectores encontrar información actualizada sobre tus próximas actuaciones?
En la web de Atrápalo, por ejemplo. A fecha de hoy estoy cada sábado en el Café Teatro Llantiol los sábados a las 17:00 h y las 19:00 h con tres espectáculos distintos que voy alternando.
