Por: Isabel Villagar
Son muchos los años en los que he encontrado respuestas a mis inquietudes en la ciencia y en el estudio de la anatomía y la fisiología humana a la hora de enfocar mis clases de canto. Respuestas que no me fueron dadas cuando estudiaba.
Se podría decir que la pedagogía del canto en los últimos cincuenta años ha ido girando desde una perspectiva imitativa, es decir, el profesor/a producía un determinado sonido y el alumno/a debía buscar la manera de imitar ese sonido concreto, hacia una perspectiva basada en la fisiología de la producción vocal y en el aprendizaje sensorio-motor del gesto vocal.
Cuando empecé a estudiar canto ya "algo me decía", ya intuía que tenía que existir una base común a todos ya que todos compartíamos una misma anatomía, sin embargo, las clases de canto consistían en hacer y repetir ejercicios que no sabía entonces muy bien por y para qué se hacían.
En parte porque los profesores tampoco explicaban cuál era la función y en parte porque quizá no lo sabían, y en parte porque habían heredado esa manera de enseñar imitativa que a ellos en concreto les había funcionado.
Por esta razón, cuando aparecía una dificultad técnica, simplemente se limitaban a decir que "practicaras más", pero en muchas ocasiones no cómo ni cuánto.
De ese tipo de clases no guardo muy grato recuerdo ya que el no observar avances entonces porque no se me ayudaba a dominar la voz y no saber exactamente qué debía hacer para ello, provocaba tanto en mí como en el profesor/a sentimientos no positivos por no conseguir los objetivos planteados. Afortunadamente más adelante encontré profesores/as que sí supieron guiar el proceso.
Ya en mi rol como docente de canto, asumí desde el principio que mis clases no debían provocar ese tipo de sensaciones que había experimentado y para ello entendí que tenía que conocer muy bien cómo funcionaba la voz y cuáles eran las causas de los principales problemas técnicos que se producían de manera habitual. Las respuestas las encontré en la ciencia vocal.
*En el momento en el que se comprende cómo funciona el proceso de aprendizaje sensorio-motor y cómo se puede aplicar a la enseñanza del canto,
*en el momento en el que se comprende qué tipo de ejercicios llevan a qué tipo de aprendizajes
*en el momento en el que se comprenden las causas de las principales dificultades técnicas en base a la anatomía y fisiología humanas
>>> en ese momento se puede hacer un buen diagnóstico vocal, proponer los objetivos a corto, medio y largo plazo y diseñar un plan de entrenamiento vocal para conseguir los mismos.
Todo se vuelve entonces mucho más sencillo tanto para el profesor como para el alumno y se fomenta la autonomía, la motivación y los procesos de aprendizaje.
Esta perspectiva fisiológica debería marcar una tendencia en cuanto a la pedagogía del canto de este siglo y debería invitar a aquellos docentes que todavía siguen en ese paradigma imitativo a explorar este otro paradigma.
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