Por: Redacción
Existe una combinación actualmente que es toda una deliciosa tendencia en muchos países, es combinar la música, sus acordes, letras y ritmo en la preparación o degustación de los alimentos.
La música culinaria es una forma de unir en un solo espacio ritmo y sabor, hay países donde la costumbre es escuchar música autóctona o tradicional mientras almuerzan, o durante una cena familiar colocan melodías armoniosas que los hacen sentir unidos y plenos.
También se coloca un fondo musical suave mientras se disfrutan los desayunos ejecutivos y pensando en esto se puede resumir que existe una relación cercana entre la gastronomía y otras artes, especialmente con la música, para quienes desean ser profesionales en la alta cocina, deben descubrir esa conexión entre la música y la comida porque así podrán brindar a sus comensales una experiencia mucho más completa.
Comer en sí es un placer inigualable, poder saciar ese apetito diario con alimentos deliciosos se complementa perfectamente acompañándolos con música agradable. Y es que esto no es tan nuevo como piensan algunos, pues se tienen datos de que en épocas antiguas como el barroco y el medioevo los compositores aprovechaban los banquetes dados por la nobleza para dar a conocer sus composiciones musicales, pues eran requeridos por esta parte de la sociedad para darle un aire sofisticado a sus comidas.
A pesar de ser una tendencia retro, comer con música es una costumbre además de ser muy agradable también es muy satisfactoria. Al transcurrir del tiempo (como casi todas las tendencias), esta de comer acompañada de música en muchas partes ha regresado, tomando cada vez más terreno y siendo además tomada por las nuevas generaciones con muy buena recepción, aunque algunos jóvenes prefieren la música no muy suave; han dado su aceptación con mucho agrado.
Un poco de historia sobre la música culinaria
En la época del apogeo en la Antigua Grecia y del Imperio Romano, se solía escuchar música como complemento infaltable durante los banquetes. Roberto Iovino e Ileana Mattion, describen en su libro “Sinfonía Gastronómica (música, eros y cocina)”, datos muy interesantes sobre el medioevo y los trovadores (músicos de esa época), donde estos aprovechaban esos banquetes, para darse a conocer a través de sus composiciones; y es conocido que la ópera se generó en fiestas de la nobleza.
Y a lo largo de la historia de la humanidad, son muchos los platos que han sido consagrados a músicos o instrumentos musicales, pero lamentablemente con tantos cambios en el ritmo de la vida, la modernidad y la tecnología; el papel de la música en la experiencia culinaria se ha visto relegado, aunque muchas personas están enfocadas en recuperar esta bonita costumbre.
Actualmente debido a la creciente prisa que se viene desatando desde el siglo XX, la música pasó a ocupar un lugar secundario como acompañante de la alimentación, esto porque muchas veces se come de pie o rápidamente (en inglés se conoce como fast food), y la música que ya no es interpretada en vivo y en directo, la misma se reemplazó por música reproducida en las emisoras radiales o en dispositivos digitales, perdiendo así su esencia armoniosa ya que la música reproducida se coloca de forma aleatoria y así se pierde la armonía.
La influencia de la música en la alta cocina
Indiscutiblemente se disfrutan mucho más los alimentos: cuando hay música mientras se almuerza o cena, ya que el deleite es muy evidente entre los comensales, puesto que se logran verdaderos cambios en la percepción del sabor y en la satisfacción del apetito. Hay restaurantes que a cada platillo, lo enfocan en un tiene como ritmo musical determinado ofrecido especialmente para el total deleite de los comensales.
En cuanto a la preparación de los platos, es mucho más fácil y agradable realizar esta tarea, hacerla al compás de un buen ritmo musical; ya que desde el momento de realizar las compras hasta el procesamiento de los alimentos, la música es esa aliada y compañía indiscutible así como una verdadera fuente de inspiración. Cuando se llenan los espacios vacíos en el ambiente con música, es posible disimular esos incómodos y largos silencios que hacen las personas mientras esperan ser servida la comida, o también se disimulan los sonidos poco agradables que pueden producirse, durante la preparación de la comida.
Curiosidades entre la culinaria y la música
La llamada música de mesa o música culinaria, alcanzó su más alta altura durante la época del Barroco, y esas reconocidas y bellas copas llamadas “flûte”, deben ese peculiar nombre a un instrumento musical, si la flauta. Además la música y la gastronomía desde tiempos remotos caminan juntas, pues se sabe que desde la antigüedad ambas están hechas la una para la otra. Durante el poderío de los griegos y los romanos, era común que la música se compartiera como un elemento imprescindible durante los convivios (reuniones sociales).
Cada uno de los aficionados a la gastronomía, sabe que “Marco Gavio Apicio” que era un patricio romano contemporáneo con los emperadores “Augusto” y “Tiberio”, llegó a despilfarrar toda su fortuna en opulentas veladas y finalizando una de estas, como un detalle por demás sombrío y sórdido; brindó con una copa de veneno. Y lo que quizá es menos conocido es que existe una obra del año 1971, titulada “Apicius modulatus” que fue compuesta por Jan Novák y cuya inspiración precede de algunas recetas de “De re coquinaria”, que es un tratado de gastronomía atribuido a este gourmet.
Otra gran curiosidad es sobre “Los Melocotones Melba”, que son un postre clásico universal que tiene la firma de “Auguste Escoffier”, que como un homenaje a la famosa cantante australiana “Nellie Melba”, los bautizó de esa manera ya que había coincidido con ella en Londres, durante la primera representación de “Lohengrin” de “Wagner” en el “Covent Garden” y quedó atrapado por la belleza de la bella cantante.
La pasión de Nerón por la música es algo conocido: según dicen, durante sus exhibiciones nadie podía dejar la sala ni siquiera en caso de extrema necesidad.
