Por: Isabel Villagar, profesora de canto online
Comento hoy una publicación muy interesante sobre las relaciones entre cerebro y música
Aunque el libro es de casi hace una década, resulta muy constructiva su lectura puesto que es un intercambio de ideas entre un perfil artístico de alto nivel, como es el del compositor francés Pierre Boulez y el neuro-biólogo Jean-Pierre Sangeux, así como cuenta con los comentarios del musicólogo Philippe Manoury.
Un diálogo muy necesario entre la parte artística y la parte científica
Es muy importante que los científicos antes de plantear sus hipótesis conversen con los artistas, en este caso musicales, sobre los procesos creativos, los sistemas perceptivos, la construcción mental de la música, los medios de realización de la misma, el impacto que tiene en la audiencia y así un largo etcétera, porque una hipótesis mal planteada lleva necesariamente a conclusiones que no se ajustan a la realidad.
Sin duda alguna, en este libro se dibujan las principales líneas de investigación que se han llevado a cabo en la última época sobre cerebro y música. Vienen también citados y referenciados los principales investigadores como pueden ser Zatorre, Dehane, Edelman, Levitin, etcétera...
Es una conversación "jugosa" en la que ambos (principalmente Boulez y Sangeux) aportan información e impresiones sobre lo que supone el proceso creativo en una persona que "lo vive" y el proceso creativo desde el punto de vista de una persona que lo estudia a nivel cerebral. Sin duda, los dos puntos de vista forman parte del mismo prisma y son de gran interés para el lector.
Ciencia y música: descifrando los misterios de la mente musical
Por ejemplo, cuando habla de los mecanismos de recompensa, o los de anticipación de la misma o de los procesos de activación cerebral ante un estímulo repetido. De esta manera, podemos atisbar que para comprender una obra musical necesitamos tanto de elementos familiares como novedosos. Los novedosos activan nuestra curiosidad y los conocidos nos ayudan a anticipar lo que va a venir después y por lo tanto generan "placer" en los circuitos de recompensa.
Se están haciendo continuamente alusiones a las resonancias magnéticas funcionales (RMf) que son la herramienta no invasiva que permiten vislumbrar la manera en que se activan y participan las diferentes áreas del cerebro ante un estímulo (musical o no musical). Sin duda, estas cantidades ingentes de imágenes que los neuro-biólogos nos "traducen" tienen, o deberían tener, un gran impacto en la manera en que entendemos y enseñamos la música.
Si sabemos cuál es la mejor manera en la que el cerebro asimila y procesa la información sonora, sin duda estaremos en mejores condiciones de enseñar la música en los diferentes contextos.
Estudios más recientes a esta publicación, por ejemplo nos hablan de que a la hora de procesar una canción es de gran ayuda "quitar" la letra, cantarla sin ella, con una sílaba neutra o tarareando o sobre una vocal... puesto que la parte cerebral que controla la melodía y que difiere de la parte del cerebro que controla el lenguaje, trabaja mejor.
Un libro recomendado para introducirse en las relaciones música/cerebro
Los temas que se abordan en los distintos apartados de los capítulos son en general breves y en un tono coloquial que facilita su lectura. Eso sí, recomiendo darle una escucha a la obra de Boulez antes de leerlo para entender a qué se refiere en varios momentos cuando cita sus propias composiciones y procesos creativos.
Me ha encantado la parte dedicada a la escucha musical porque explica muy bien cuál es el recorrido que se produce desde que se escucha un sonido hasta que se procesa en el cerebro y también por qué percibimos el ruido en contraposición a la música. Especialmente me ha gustado el momento en el que explican las funciones del canto de las aves y cómo no estamos tan lejos los humanos de esas funciones primitivas del canto.
Que los pedagogos musicales nos abramos a este fascinante mundo del conocimiento del cerebro y sus imbricaciones en la educación musical deviene fundamental para construir la educación musical del siglo XXI.
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